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Una nueva batalla de una larga guerra

Al payaso de McDonald’s se le atraganta el McWhopper

La casa del Big Mac rechaza unir fuerzas durante un día en una hamburguesa conjunta McDonald's no oculta su malestar por no haber sido avisado de la campaña

Esta hubiese sido la presentación del McWhopper.
Esta hubiese sido la presentación del McWhopper.
Manuel G. Pascual

La legendaria rivalidad entre McDonald’s y Burger King, las dos mayores cadenas de comida rápida del mundo, añadió ayer un nuevo capítulo a su libro de los agravios. La firma del Whopper difundió una carta dirigida a su archienemiga en la que le proponía “firmar la paz por un día" y hacer un alto el fuego en la guerra de hamburguesas” que mantienen ambas compañías desde hace décadas.

El motivo aducido: apoyar a la organización sin ánimo de lucro Peace One Day en la promoción del 21 de septiembre como el Día Mundial de la Paz. El medio: vender durante un solo día el McWhopper, cuya receta reuniría los ingredientes más reconocibles del Whopper y el Big Mac, los productos estrella de sendas multinacionales.

Una rivalidad histórica

El primer episodio de la encarnizada lucha que libran McDonald’s y Burger King en el terreno de la publicidad se remonta a 1982. Fue ese año cuando la firma del Whopper lanzó una campaña en la que aseguraba que sus hamburguesas tenían un 20% más de carne que las de sus competidores, y que estos últimos, además, fríen la carne en vez de cocerla.

McDonald’s llevó a Burger King a los tribunales por considerarla publicidad falsa. Pero perdió la demanda, dando alas a una escalada del tono de las campañas. La firma de los arcos dorados aseguró tras el juicio que su carne estaba bien cocida, mientras que la de la competencia estaba calentadas al vapor y recalentada al fuego. Los enfrentamientos más o menos velados entre ambas no han cesado desde entonces.

Otros dos gigantes de la alimentación, en este caso Coca-Cola y Pepsico, son también pioneras en el lanzamiento de campañas publicitarias dirigidas expresamente contra la competencia. La segunda decidió lanzar en 1975 el llamado “desafío Pepsi”, en el que se impuso en un test ciego de sabores a Coca-Cola. Ahí se inició una guerra que no da señas de enfriarse.

Tan singular hamburguesa se serviría en una única tienda, situada en Atlanta, ciudad que queda a mitad de camino entre Chicago, que hospeda la sede de McDonald’s, y Miami, donde se encuentra la de Burger King. “Lo único necesario de vuestra parte”, lee la invitación, “sería dedicar algunos trabajadores para preparar conjuntamente la nueva hamburguesa”, compuesta de seis ingredientes del Whopper, incluyendo la salsa especial, el queso y la carne de vacuno, y otros tantos del Big Mac, entre ellos la carne a la parrilla, la cebolla y el pepinillo.

“Nuestra oferta está diseñada para sensibilizar lo máximo posible del Día de la Paz y del trabajo que realiza Peace One Day”, explicaba ayer en una nota de prensa Fernando Machado, vicepresidente para la gestión global de marca de Burger King. “Estamos siendo completamente transparentes con esta aproximación porque queremos que se lo tomen en serio. Sería estupendo que McDonald’s aceptase. Haríamos historia”, prosigue el ejecutivo.

La respuesta llegó a las pocas horas en forma de una breve carta firmada por Steve Easterbrook, consejero delegado de la compañía. Fue un no categórico. “Nos gusta la intención, pero creo que nuestras dos marcas podrían hacer algo más que eso para marcar la diferencia”, reza la misiva. “Nos comprometemos a dar repercusión global a esta iniciativa”.

Y, a partir de este punto, le siguen dos dardos lanzados a su querido (dear) Burger King. Primero, aclara que “entre nosotros solo hay una amistosa relación de competencia comercial”, y no las “circunstancias de verdadero dolor y sufrimiento de la guerra”. Una forma directa de afearle el uso de la palabra guerra. Y en segundo lugar, a modo de posdata, cierra el comunicado con la siguiente fórmula: “Una simple llamada bastará la próxima vez”.

Queda claro que Easterbrook no esconde su irritación por el hecho de que su compañía haya sido usada como un pelele dentro de una campaña de marketing de su némesis. ¿Habrá respuesta? Las sedes españolas de sendas empresas no se han pronunciado. Sí está claro que el McWhopper tendrá que esperar para ver la luz.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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