La revolución de los medios de pago
Los pagos se establecieron para que las personas tuvieran una manera mucho más simple de intercambiar valor por mercancía usando un medio con un valor comúnmente aceptado como monedas, billetes, cheques y recientemente tarjetas de crédito.
Es un concepto que no ha cambiado durante siglos, aunque ahora nos encontramos en plena revolución que cambiará drásticamente la forma en la que se realizan los pagos.
Y se trata de un cambio de gran envergadura. En los últimos diez años hemos visto un importante movimiento desde las transacciones cara a cara, dominadas por el efectivo, a los pagos electrónicos, tanto para bienes físicos como digitales, tendencia conducida por el rápido crecimiento del comercio online (e-commerce) y más recientemente el comercio vía móvil (m-commerce).
Para poner esto en contexto, y basados en los datos recientemente publicados por la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), en el tercer trimestre de 2014 el comercio electrónico supera en España los 4.100 millones de euros en el tercer trimestre de 2014, un 25% más que el año anterior.
El uso de dispositivos móviles y la expansión de los servicios click and collect están jugando un papel significativo en el crecimiento del e-commerce y han desdibujado la distinción entre compras físicas y online. Las nuevas iniciativas como la inclusión de compras en espacios online de uso masivo como Instagram, Facebook o Google seguirán potenciando el auge y crecimiento del comercio electrónico.
Pero mientras que el uso de las tarjetas siga siendo común, es el gasto online el que liderará el cambio hacia pagos digitales y creará un nuevo entorno en el que ya no se necesitará una tarjeta física para completar las compras, tan solo pulsar o hacer clic.
Lo cierto es que bastantes cosas han cambiado, pero no siempre como imaginamos. Por ejemplo, hace 10 años muchos preveían una sociedad sin efectivo.
En realidad, y a pesar de que el uso del efectivo ha descendido, todavía representa cerca del 25% de todas las transacciones de los consumidores en mercados como el anglosajón o el estadounidense.
Por lo tanto, algunas formas de pago han decrecido en popularidad, pero no han sido sustituidas. Ahora existen muchas más formas de pagar, el peso de unas y otras ha variado, pero ninguna ha sido desbancada. Los consumidores tienen más opciones que nunca.
Y es en este entorno en el que las compañías proveedoras de servicios tienen que innovar para permitir que todos los actores del mercado puedan gestionar compras y pagos de la manera más sencilla posible.
La tecnología contactless (pago sin contacto), por ejemplo, ha hecho que los pagos, especialmente los de pequeño valor, sean muy sencillos y sin necesidad de introducir la tarjeta en el TPV (Terminal Punto de Venta) o disponer de efectivo. En España el 20% de las tarjetas en circulación, más de 10 millones, ya son contactless.
El éxito de esta tecnología pone de manifiesto que los consumidores y el comercio adoptarán nuevas tecnologías basadas en la innovación que ofrezcan tanto a los consumidores como a los comercios y proveedores del servicio.
Lo que vamos a ver en el futuro es una mayor convergencia entre el canal de compra y el dispositivo de pago. Una aceleración en el uso del móvil y del uso en línea en detrimento de la cartera tradicional. Aunque los pagos móviles aún no han despegado, gracias a la llegada de nuevas soluciones como Apple Pay, Samsung Pay y Android Pay, veremos un crecimiento más robusto de los pagos a través del móvil de ahora en adelante.
Las tecnologías wearable, por ejemplo, permiten a los consumidores pagar usando la tecnología contactless con un solo click, pero pueden adaptarse para que agreguen y permitan gestionar una amplia gama de servicios.
Nosotros vemos los pagos como un ingrediente más en el menú de los wearables. Con el tiempo esperamos soluciones integradas que llegarán a estar incluidas en nuestra vida diaria e incluirán funcionalidades como accesos a edificios, pertenencia a distintos clubs, acumulación de puntos de fidelidad, o el uso en redes de transporte.
Los pagos también serán cada vez más automatizados como parte del ciclo de compra, donde los fondos serán guardados y gastados de manera digital y serán mucho más intangibles, lo que significará que los consumidores no tendrán que pensar en la forma de pago, simplemente ocurrirá (el piloto Hands Free de Google es un buen ejemplo).
Asimismo veremos cómo los pagos y fondos se gestionarán de manera virtual, en la nube, donde nuevas formas de identificación biométrica incrementarán la seguridad, la conveniencia y la facilidad de uso.
Veremos un mayor uso de sensores de huella dactilar en dispositivos móviles, el uso de la voz para autorizar pagos o transacciones y se realizarán compras a través de wearables que autorizarán los pagos con el latido del corazón.
Sandra Di Moise es Directora general de Barclaycard para el sur de Europa.