Grecia relaja los controles de capital y privatiza 14 aeropuertos
El Ministerio de Finanzas griego ha publicado un nuevo decreto ley con el que relaja las restricciones de los controles de capital, en especial las transferencias al extranjero, limitadas desde finales de junio cuando se instauró un corralito.
El decreto permite, por primera vez desde la imposición de los controles, la transferencia bancaria al extranjero de hasta 500 euros mensuales por ciudadano sin ninguna condición previa.
Las transferencias se permiten hasta que se alcance el techo mensual permitido por cada banco, que fija la comisión de control de transferencias bancarias, lo que significa que no todos los clientes de los bancos estarán autorizados a realizar esta operación.
Hasta ahora se permitían únicamente, tras la aprobación de la comisión de control, las transferencias necesarias para bienes de primera necesidad, energía, medicamentos, el pago de costes de hospitalización en el extranjero y de los gastos de los estudiantes griegos en otros países.
Para éstos últimos, el decreto aumenta el pago que pueden realizar sus padres desde 3.000 hasta los 8.000 euros.
Se permite asimismo la apertura de una nueva cuenta bancaria -sin derecho de retirar dinero- para satisfacer el pago de impuestos y de cotizaciones a las cajas de pensiones y de la Seguridad Social, así como se puede contratar un préstamo para el pago completo o parcial de otro crédito antes de su vencimiento.
Hasta ahora el pago de un préstamo antes de su vencimiento estaba permitido solo en efectivo o con transferencia bancaria desde el extranjero.
El decreto autoriza además una serie de transacciones que facilitan el funcionamiento de los bancos y de las operaciones de la Bolsa.
La retirada de dinero en efectivo a través de los cajeros automáticos sigue estando limitada a 60 euros diarios o a 420 por semana, una restricción que no se aplica a las tarjetas de bancos extranjeros, por lo que los turistas no se han visto afectados.
La imposición de los controles de capital fue el resultado de la retirada masiva de depósitos de los bancos griegos durante siete meses y de la decisión del Banco Central Europeo de no aumentar más allá de los 90.000 millones de euros la liquidez que prestaba a la banca griega a través del mecanismo de emergencia (ELA).
Los bancos reabrieron el 20 de julio, tras tres semanas de cierre, mientras la Bolsa de Atenas reinició su actividad el pasado día 3.
Privatización de 14 aeropuertos
Además, el Gobierno griego ha aprobado la concesión de 14 aeropuertos regionales a la empresa alemana Fraport, según una resolución del consejo de política económica publicada en el Boletín Oficial del Estado.
Se trata del primer proceso de privatización que completa el Gobierno formado por el partido izquierdista Syriza y su socio de coalición, la formación nacionalista conservadora Griegos Independientes.
Los aeropuertos a los que hace referencia son el de Salónica, la segunda ciudad del país; Kavala, en el noreste; Corfú y Zante, dos islas situadas en el mar Jónico; Canea y Cefalonia, en la isla de Creta; Aktion, en el oeste; y los de Rodas, Kos, Samos, Mitilene, Mykonos, Santorini y Skiathos, todas islas del Egeo.
La resolución, decidida en el consejo de gobierno de política económica que se celebró el 13 de agosto, ha sido firmada por el viceprimer ministro, Yanis Dragasakis, y los ministros de Finanzas, Euclides Tsakalotos, Economía, Yorgos Stathakis, y Energía, Panos Skurletis.
La empresa alemana Fraport fue la ganadora del concurso que tuvo lugar el año pasado, y la autoridad de privatización helena (Taiped) dio recientemente su visto bueno al proyecto.
Según lo publicado en el Boletín Oficial del Estado, no hubo ningún cambio respecto a las condiciones de licitación que se adjudicaron a la empresa.
El precio de los aeropuertos asciende a 1.230 millones de euros, y Fraport se ha comprometido a invertir 330 millones en los primeros cuatro años y 1.400 millones de euros en los próximos cuarenta.
La llegada al poder de Syriza congeló los procesos de privatizaciones y prometió que revisaría todos aquellos que no se hubieran cerrado todavía.
Sin embargo, con la conclusión del tercer programa de rescate, Grecia se comprometió a trasferir activos estatales a un fondo de privatización por valor de 50.000 millones de euros para pagar deudas, recapitalizar la banca y realizar inversiones