El débil mercado inmobiliario francés
Los hogares franceses son consumidores resistentes, pero su reticencia a invertir en la construcción está demostrando ser un lastre para la actividad económica. El crecimiento del PIB se desaceleró inesperadamente a cero en el segundo trimestre de 2015, comparado con el 0,7% en el trimestre anterior. Un descenso en el stock tuvo parte de la culpa, ya que las empresas han agotado las viviendas existentes en lugar de hacer otras nuevas, pero más perturbadora fue la caída del 0,3% en la inversión.
No es que los consumidores galos sean cada vez más pobres. El poder adquisitivo de los hogares se redujo de media un 0,4% al año entre 2008 y 2014, según la oficina de estadísticas INSEE, pero la bajada en el precio de la gasolina ha ayudado a recuperar poder de compra. En cambio, su pobre inversión en construcción puede tener más que ver con un sentimiento de inseguridad en el empleo, y otros factores más arraigados.
La pobre inversión en construcción de los galos puede estar relacionada con la inseguridad en el empleo
Uno de ellos es la demografía. El crecimiento de la población francesa ha disminuido a un promedio del 0,5% al año, dice el INSEE. La proporción de la población con edades comprendidas entre 30 y 59 –los años principales de compra de vivienda– comenzó a caer tras 2008, y cada año se forman un menor número de hogares nuevos. En conjunto, el resultado es una menor demanda para la compra de viviendas, nuevas o viejas. No está claro que se pueda hacer mucho.
En segundo lugar, hay una creciente divergencia entre el precio de las casas nuevas y viejas. Los precios de las propiedades existentes se han estancado desde 2008, pero el precio de la inversión en nueva construcción se ha incrementado en una media de un 2% anual, debido en parte a las estrictas normas para las casas de nueva construcción.
Estos problemas tienen pocas soluciones fáciles, lo que hace a la inversión francesa más dependiente del gasto de las empresas. Este se está recuperando lentamente, pero puede no sea suficiente como para generar el ritmo de crecimiento que Francia necesita para cumplir con los objetivos de reducción del déficit presupuestario o reducir el desempleo.