Schäuble gana: el Grexit ya es posible
La salida de Grecia de la zona euro parece cada vez más inevitable, a pesar de las negociaciones para un tercer rescate. O quizá por ello.
Los acuerdos del 13-J dejan a Grecia a las puertas de un tercer rescate de 86.000 millones de euros que, en teoría, garantizará la solvencia de Atenas durante otros tres años. En la práctica, sin embargo, las negociaciones para esa nueva intervención (que se prolongarán como mínimo cuatro semanas) parecen la antesala de una salida del euro que Berlín empieza a contemplar como única solución política y económicamente razonable y sostenible.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, que parecía derrotado a finales de junio, ha logrado imponer su tesis a favor del Grexit, que se consumará si fracasan las negociaciones para el tercer rescate o si el programa descarrila una vez en marcha. Alemania espera que Atenas dé entonces el primer paso para que, formalmente, no se perciba como la expulsión de un país donde la mayor parte de la población quiere seguir al lado de Europa.
Schäbule ha logrado ya convencer a casi toda la clase política de su país y a una buena parte de los socios del euro de que la salida de Grecia del euro redundará en beneficio de ambas partes. O cuando menos, que será el desenlace menos doloroso para ambos. Los demás escenarios suponen una tutela casi indefinida de Grecia o una condonación de los préstamos que Berlín considera incompatible con la pertenencia al euro.
1. Rescate permanente: Insoportable para Atenas
Entre rescates (2010-2018, como mínimo) y vigilancia hasta que devuelva los préstamos (32 años de media, pero se estudia prolongarlo otros 20 años más 10 de carencia), Grecia se pasará bajo la tutela de sus acreedores casi todo el siglo XXI.
Incluso si Grecia volviera a emitir deuda en los mercados a precios razonables (un escenario que hasta el FMI pone en duda), la vigilancia de la zona euro continuaría hasta que haya devuelto el 75% de los préstamos. Es decir, que los hombres de negro seguirán en Atenas cuando los nietos y quizá hasta los biznietos de Tsipras y de Varoufakis sean mayores de edad. Un escenario insostenible políticamente para cualquier país.
2. Redención de deuda. Inaceptable por el momento.
Una de las alternativas al rescate permanente de Atenas podría ser la mutualización de la deuda griega y tal vez la de otros socios de la zona euro sobreendeudados. La creación de un fondo de redención de deuda ya ha sido planteada varias veces, pero Alemania lo considera inaceptable mientras no haya un compromiso de mayor disciplina presupuestaria.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, propone la creación de un ministerio europeo de Finanzas con derecho de veto sobre los presupuestos nacionales. Una cesión de soberanía a la que se resisten varios países y Francia en particular. La consecuencia, para Berlín, es evidente: no habrá mutualización sin control presupuestario centralizado.
3. Reestructuración. Inviable dentro del euro
La reestructuración de la deuda griega, es decir, la condonación de una parte, parece la única salida para que el país pueda recuperar aliento económico e independencia política. Todas las voces coinciden en que es la única solución: Schäuble y el ex por antonomasia Varoufakis; el BCE y el FMI; el presidente del IFO, Hans-Werner Sinn y Paul Krugman...
El problema es que casi el 80% de la deuda griega está en manos de los contribuyentes europeos. Y aunque sólo se oyen las quejas de los ricos (Alemania y Holanda, sobre todo), lo cierto es que en términos de PIB los países que más se juegan en Grecia son Malta (5%), Eslovaquia (4,2%) y España y Estonia (4%), según datos de Barclays.
El FMI calcula que, como mínimo, deberían cancelarse los préstamos bilaterales del primer rescate, que ascienden a 52.900 millones para el conjunto de la zona euro (salvo Eslovaquia, que no participó). Para el contribuyente español, las pérdidas ascenderían a 6.650 millones de euros. Tal vez, ni siquiera esa quita sería suficiente para que Grecia se recuperase y habría que ir a una reestructuración aún mayor.
Parece poco probable que la canciller alemana o el presidente del Gobierno español vayan a dar por perdidos esos préstamos y permitir que Grecia siga dentro del euro como si nada.
4. Grexpulsión. Probable y arriesgado
La salida de Grecia del euro se ha impuesto como la opción preferida de Alemania. La canciller, Angela Merkel, que en 2012 frenó a su ministro de Finanzas, ya sólo pone como condición que el Grexit se ejecute a petición de Atenas. E incluso el Banco Central Europeo considera que el Grexit ha dejado de ser un tabú y no se puede descartar.
El acuerdo in extremis para un tercer rescate sólo ha sido para evitar que Grecia cayera en el caos y la violencia de una salida abrupta y sin preparativos, según ha reconocido Merkel ante el Parlamento alemán. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, había alardeado de tener todo previsto para ese posible desenlace, pero es evidente que las dos partes necesitan tiempo para un reto logístico, legal y económico de tanta envergadura como sería el regreso de un país a su moneda nacional.
Alexis Tsipras ha cedido para evitar la expulsión. Pero las condiciones cada vez más duras de los rescates pueden forzar al líder de Syriza, o a su sucesor, a buscar refugio fuera del euro. La vida dentro puede convertirse en un infierno para un país que lleva seis años casi ininterrumpidos en recesión.
Schäuble cree que Grecia necesita ayuda, no más préstamos. Y considera que esa ayuda sólo puede llegar si el país se queda fuera de la Unión Monetaria, pero anclado a la UE. El alemán está convencido, además, de que la zona euro resistirá la pérdida de su eslabón más débil.
Las teorías de Schäuble parecían esxotéricas hace unos meses pero ahora son ampliamente compartidas, y no sólo en Berlín. Las cuentas, además, empiezan a dar la razón al ministro alemán.
Según Standard & Poor's, el impacto del Grexit en Alemania, Francia e Italia sería de apenas 0,2-0,3% del PIB. La salida encarecería el coste de financiación de los socios en 30.000 millones de euros entre 2015 y 2016. A ello habría que añadir, probablemente, la pérdida de gran parte de los préstamos concedidos hasta ahora (180.000 millones de euros).
La ventaja, según Alemania, es que se cortaría una hemorragia que, tras el fracaso de los dos primeros rescates, sigue drenando miles de millones de euros sin ningún beneficio ni para Grecia ni para los acreedores.
5. Pero a tu lado. Poético y deseable
Ayúdame y te habré ayudado
que hoy he soñado
en otra vida
en otro mundo...
pero a tu lado.