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Promesas incumplidas

"Within our mandate, the ECB is ready to do whatever it takes to preserve the euro. And believe me, it will be enough,"[1]

Mario Draghi en Londres el 26 de julio de 2012, el día antes de empezar los juegos olímpicos.

El culebrón griego continua. Tras un acuerdo alcanzado "in extremis" tras más de 15 horas de reuniones, ahora debe ponerse en marcha y no hay mucho tiempo: mañana deben ser aprobadas por el Parlamento griego una serie de medias claves. Y como no podía se menos, el recibimiento en Atenas de las condiciones de Bruselas esta entre la resignación y la protesta.

Entre estos que protestan están los funcionarios que han convocado una huelga de 24 horas para mañana. Se trata de la primera huelga de trabajadores públicos que sufrirá Syriza desde que entró en el Gobierno en febrero, y se lleva a cabo por las condiciones del acuerdo que obligan a Grecia a un recorte de pensiones, y un aumento de los impuestos directos e indirectos así como de las cotizaciones de la Seguridad Social.

El sindicato mayoritario de funcionarios (Adedy) ha pedido a sus afiliados convocar asambleas generales y les ha llamado a ocupar los edificios públicos y hace recordar que pocos días después de que el 62% de los griegos rechazaran las propuestas de los acreedores Tsipras ha dicho sí a condiciones similares, como si el referéndum no se hubiera celebrado. Otro colectivo afectado, el de farmacéuticos se unirá a la huelga por la liberalización de la profesión a la que obliga el pacto.

Por último, la tensión ya ha llegado también a la cámara que mañana deberá aprobar el del acuerdo alcanzado con los acreedores internacionales de Grecia para conseguir un tercer rescate: el diputado de Syriza Nikos Chountis ha anunciado su dimisión, convirtiéndose en el primer diputado y miembro del partido de Alexis Tsipras en renunciar al cargo tras la crisis del fin de semana.

Previamente, Tsipras en un intento de lograr un acuerdo "digerible" por Bruselas presentó el sábado ante el Parlamento un paquete de duras propuestas de ajuste (a pesar del NO de los griegos en el referéndum de día 5) y que tuvo dificultades en salir adelante. Unos 17 diputados de Syrizsa se negaron a aprobarlas. Dos votaron en contra, ocho se abstuvieron y siete no estuvieron presentes en la votación. Entre los ausentes estaba el ex ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis [2] y entre quienes se negaron a votar a favor el ministro de Energía y líder de la facción más izquierdista del partido, Panayiotis Lafazanis, y la presidenta del parlamento griego, Zoe Konstantopulu.

Sin embargo las medidas se aprobaron con 250 votos de los 300 diputados de la cámara, por el apoyo de los diputados de tres partidos de la oposición: los conservadores de "Nueva Democracia", los liberales de "To Potami" y los socialistas del "Pasok". Tsipras apoyándose en sus contrincantes naturales.

Ahora que las medidas son más duras que las presentadas el pasado sábado. ¿No habrá mas resistencia en ese mismo Parlamento? ¿No se esta estirando demasiado la cuerda?

Es lo que pasa cuando se promete lo que no se puede cumplir.

Créanme, no ha sido el único.

¿No tenemos ya suficientes promesas incumplidas?

¿Por qué continuamos pensamos que unos simples mortales pueden controlar la realidad?

NOTAS

  1. “Dentro de nuestro mandato, el BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y, créanme, eso será suficiente”
  2. Estaba de viaje y parece ser que intentó votar sí (¿ ¡¡!!! ?) por correo, pero no fue admitido su voto ya que este mecanismo funciona sólo para ocasiones de muy especial relevancia. Lo que he leído recientemente en su blog no parece coherente con la idea de que pudiera votar si.

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