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El Estado, volcado para mitigar el pánico en la Bolsa

China prueba el trago amargo del capitalismo popular

Todo lo que sube, acaba bajando. Y, una vez que empieza a bajar, es difícil ponerle freno. China está experimentando en carne propia dos de las verdades más antiguas del mundo de la Bolsa. Tras un subidón del 150% en menos de un año el mercado ha entrado en caída libre, un 26% en menos de dos semanas, según el índice CSI 300, que incluye los mayores valores de Shanghai y Shenzen. Lo que empezó como una sana corrección se convierte pronto en una espiral bajista.

La historia de siempre, que las autoridades de Pekín tratan de modificar con todas las herramientas a su alcance. Incluidas las más heterodoxas: un 25% de las empresas que cotizan en las Bolsas de Shanghai y Shenzen, unas 756, están suspendidas de negociación por el supervisor. En teoría porque están a la espera de publicar información relevante, pero es un secreto a voces que es una fórmula, tan rudimentaria como eficaz, de que no bajen demasiado.

Las ventas forzadas por parte de clientes que invirtieron a crédito, clave en las caídas

No es la única medida. En la última semana, las mayores 21 casas de valores chinas han comprometido a invertir 120.000 millones de yuanes (17.500 millones de euros) en ETFs de grandes valores, y a no vender mientras la Bolsa de Shanghai no recupere los 4.500 puntos (está en 3.900). Otros 25 grandes fondos de inversión también han anunciado que comprarán acciones en el mercado doméstico, y que no las venderán al menos en un año. El supervisor (CSRC) ha paralizado las salidas a Bolsa. El fondo de inversión estatal Central Huijin Investment ha asegurado que invertirá más dinero en ETFs de Bolsa china.

En paralelo, el banco central ha inyectado un total de 420.000 millones de yuanes (unos 62.000 millones de euros) en el sistema bancario del país en las últimas dos semanas a través de colocaciones de repos, una forma de adelantarse a posibles tensiones de liquidez en la banca. Además, se ha reforzado el soporte a la CSFC, entidad que se encarga de dar crédito para la operativa en el mercado.

Inversores en una casa de Bolsa en Fuyang.
Inversores en una casa de Bolsa en Fuyang.ChinaFotoPress (ChinaFotoPress via Getty Images)

Las medidas han frenado la caída (el lunes la Bolsa subió), pero solo se han recuperado las cotizaciones en las grandes compañías:los cinco mayores bancos apuraron ayer la subida máxima permitida, un 10%. La caída no se ha frenado, por otra parte, en los valores más castigados, empresas de pequeña capitalización que cotizan en Shenzen o los que forman parte del índice ChiNext, que se ha desplomado un 41%. Y, aun así, la Bolsa sigue cara, con un PER medio de 59 veces en el CSI 300.

Además, la cada vez mayor interconexión de China hace complicado poner puertas al campo: comprar acciones de Petrochina en Hong Kong es un 48% más barato que en Shanghai. Los inversores extranjeros venden acciones a un ritmo nunca visto a través de este mercado hongkonés, y en EE UU los precios de las opciones por protegerse de caídas en ETFs chinos están en máximos.

Compras a crédito

El descenso del mercado tiene implicaciones más allá de la economía: los principales vendedores, y principales afectados, por esta oleada bajista son los entre 80 y 90 millones de pequeños inversores (tantos como afiliados al Partido Comunista) que han abrazado el efervescente capitalismo popular. Muchos de ellos son jóvenes invirtiendo a crédito, lo que acelera las caídas:como las carteras de los inversores valen menos, éstos están obligados a depositar más garantías (que no suelen tener; de lo contrario no pedirían dinero prestado) o a vender su paquete de acciones.

Las caídas han sido más abultadas en valores pequeños: el índice ChiNext baja el 41%

Este efecto bola de nieve viene después de que el volumen de compras de acciones a crédito alcanzase los 300.000 millones de euros a mediados de junio, tras multiplicarse por nueve en dos años. La caída empezó a mediados de junio precisamente cuando algunas firmas de valores empezaron a endurecer las condiciones para prestar dinero al inversor y el Gobierno barajaba medidas para aliviar el exceso de riesgo.

Como suele suceder en el mercado, el miedo se propagó rápidamente, y de hecho la semana pasada el supervisor de los mercados decidió aliviar las condiciones para las operaciones apalancadas, admitiendo incluso la aportación de activos inmobiliarios. De hecho, la caída de las acciones está siendo más rápida que la de la deuda ligada a éstas, con lo que el endeudamiento relativo en el mercado chino no ha bajado, sino que ha aumentado.

Precisamente el hecho de que sean pequeños inversores apurados por vender quienes están provocando la caída es lo que vuelve más pesimistas a los expertos. Y explica también la implicación del Ejecutivo:quiere evitar tanto la estampida de inversores como los efectos sociales y políticos de un pinchazo financiero a gran escala en una economía que, sobre el papel, todavía es comunista.

El aparato de comunicación del Estado opera a toda máquina para intentar contener el nerviosismo de la ciudadanía. Según la agencia oficial Xinhua un joven fue detenido en Beijing por comentar en Internet la noticia falsa del suicidio de una persona por sus pérdidas en Bolsa.

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