La apuesta cínica de Tsipras
Lo más triste de todo el drama griego es que la población griega se sacrificó, acepto aunque con protestas la austeridad y reformas, y Grecia estaba apunto de volver a financiarse a través de los mercados financieros y salir del programa de rescate (como lo hicieron Portugal e Irlanda) cuando Simitis tuvo que convocar elecciones en enero debido al rechazo del parlamento a su candidato para la presidencia.
Tsipras y Syriza tenían un mandato para negociar medidas con la troika para suavizar la dureza de la transformación que Grecia estaba logrando, espoecialmente para los más afectados. Pero Tsipras no tenía ni tiene mandato para pretender renegociar todo el paquete del rescate, que ha supuesto más de 200.000 millones de euros en asistencia a Grecia desde 2010 y la condonación de una parte sustancial de la deuda de Grecia.
Consciente de que sus maniobras y demagogía (se planta ante la pérfida Alemania y Merkel, los mercados financieros) no amedrentaron a la canciller alemana, convocó un referéndum cínico en que pide a la población griega que vote en contra de un paquete que estaba negociando hasta hace pocos días con el presidente de la Comisión Juncker, que lógicamente se sintió traicionado cuando Tsipras convocó el referéndum sin consultar ni informar a la troika ni a Juncker.
Si Tsipras consigue que se imponga el no, quiere pasar a la historia como el David que desafió a Alemania y los mercados financieros, aunque sea al precio de salir de la eurozona. Si si impone el sí, será por un margen pequeño y Tsipras, aunque esperemos dimita, continuará siendo el líder de un partido que jugará un papel destacado en las próximas elecciones que sólo alargarán la incertidumbre y el sufrimiento de los griegos