La UE pacta el control de la banca de inversión
Un nuevo Reglamento europeo pondrá bajo la lupa a las entidades con más de 100.000 millones de euros en activos. La banca de EE UU y Reino Unido, no sujeta a ella, podría beneficiarse.
Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) pactaron el viernes en Luxemburgo el proyecto de Reglamento sobre separación estructural entre banca comercial y banca de inversión. El Reglamento, que pretende ser la versión europea de norma Volcker de EE UU o de la norma Vicker de Reino Unido, no impone una separación tajante entre ambos tipos de actividades, pero obligará a los bancos a aislar sus actividades de negociación en beneficio propio (propietary trading, en la terminología anglosajona), para no poner en peligro la seguridad de los ahorros de sus clientes.
Esa separación no tendrá un gran impacto en la banca española, donde el propietary trading ya estaba prácticamente prohibido por el Banco de España. Pero el Reglamento, según fuentes del sector, puede tener un gran impacto en la supervisión de las grandes entidades, como Santander, BBVA o CaixaBank, y en su capacidad para expandirse por el continente europeo.
Esas fuentes alertan que la norma podría frenar incluso fusiones y procesos de racionalización del sector porque endurece el control sobre las actividades de las entidades más grandes, aunque no estén involucradas en inversiones especulativas de alto riesgo. El sector teme que el Reglamento, cuyo proyecto será ahora revisado por el Parlamento Europeo, frene el crecimiento de las entidades del continente y deje el campo abierto a las de Reino Unido y EE UU, que quedarán exentas de la norma.
Afectados
El Reglamento europeo, según el proyecto aprobado por el Ecofin, se aplicará a las entidades de carácter sistémico global o a las que dispongan de activaos de al menos 30.000 millones e euros y unas actividades de trading equivalente al 10% de los activos o a más de 70.000 millones de euros.
Vigilancia reforzada
Entre los bancos sometidos al Reglamento se establecen dos categorías, en función de la vigilancia a la que serán sometidos. Por debajo de los 100.000 millones de euros en activos se mantendrá la supervisión habitual. Pero por encima de ese umbral, se endurecerán las obligaciones de rendición de cuentas, se exigirá un análisis de riesgos mucho más riguroso y el supervisor intensificará su actividad en relación con el banco.
Impacto en España
La banca española es predominantemente comercial, pero los umbrales del Reglamento pueden perjudicarla. Fuentes del sector aseguran que las entidades podrían adaptar su estrategia de crecimiento (o decrecimiento) para no rebasar el umbral de los 100.000 millones de euros y librarse así de una supervisión mucho más engorrosa. El banco Santander ya se encuentra ligeramente por encima de esa cifra y BBVA, muy cerca. La consecuencia puede ser que se renuncie a fusiones para mantener una talla menor, una consecuencia que contradice la intención de Bruselas de favorecer la consolidación del sector a escala europea.
Pymes
El Reglamento también podría entrar en contradicción con otro objetivo priorioritario de la UE: aumentar los canales de financiación para las pequeñas y medianas empresas (pymes). Fuentes bancarias creen que algunas de esas empresas podrían quedarse sin proveedores de servicios especializados (como los ligados a la exportación) porque los bancos nacionales no llegarán a la talla suficiente y a los internacionales (estadounidenses) no les resultará interesante involucrase en operaciones previsiblemente pequeñas.
Alemania, a salvo
El proyecto de Reglamento exime de su cumplimiento a las entidades con depósitos garantizados (los inferiores a 100.000 euros) por debajo de 35.000 millones de euros. Ese umbral está calculado para dejar fuera del Reglamento a la banca pequeña y mediana de Alemania, según fuentes conocedoras de la negociación. La excepción podría beneficiar también a la banca de fuera de la UE, en particular de EE UU, que preste en el mercado europeo servicios especializados pero sin captar apenas depósitos.
Francia, indignada
La banca francesa parece que será la más afectada por el Reglamento y la patronal del sector lo califica “como uno de los mayores escándalos financieros de la historio europea” y no descarta impugnar el texto definitivo. Francia lamenta en particular que el Reglamento no se aplique en Reino Unido (donde las entidades sólo tendrán que cumplir con la norma Vickers) y considera que dará la llave del mercado europeo financiero a la banca británica y estadounidense.