14 hombres sin piedad
Todos, y me incluyo, hablamos con exceso de ligereza sobre Grecia. Sobre qué pasaría si el BCE “desenchufa” el suministro de liquidez a la banca… Mario Draghi ha insistido repetidamente en que las medidas que tome el banco respecto a la crisis griega están basadas en normas, desechando cualquier interferencia política. Pero, al final, alguien debe tomar la decisión: desenganchar Grecia de la red del BCE. Que es, poco más o menos, expulsar a Grecia del euro.
Las peticiones de esta línea de liquidez las hace el Banco de Grecia (y asume el riesgo de impago), pero el BCE puede rechazar total o parcialmente esta petición. Para ello, hace falta una mayoría cualificada: dos tercios del consejo del banco.
El consejo de gobierno del banco está formado por 21 miembros: seis natos y 15 rotatorios. Para rechazar la solicitud de liquidez de un banco central (en este caso, del Banco de Grecia), es necesaria una mayoría cualificada de dos tercios del consejo: 14 votos. Este mes, además, el Banco de España no tiene voz en el consejo del banco. Tampoco Letonia o Malta. Francia, Alemania, Bélgica, Italia o Portugal tienen dos votos cada uno.
Un acuerdo político en la cumbre del próximo lunes facilitaría el camino al BCE, que mantendría o aumentaría sin problemas el soporte a la banca griega. Pero si no lo hay la situación en el banco se puede complicar. El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ha dicho que si el día 30 no hay acuerdo, deberían suspenderse estos préstamos.
Actualmente Alemania no tiene al alcance, probablemente, las cuentas para conseguir los 12 votos que necesita. No sabemos si llegado el momento de esa votación Grecia habrá aplicado, o rechazado, los controles de capitales. Sí sabemos, por el contrario, que a partir del día 20 de julio, si no hay acuerdo la salida de Grecia del euro es más que probable: entraría en impago con el BCE y éste cortaría la financiación de inmediato. Pero 20 días es mucho tiempo, y en estos 20 días una decisión aparentemente técnica decidirá, en un sentido o en otro, el futuro de Europa.
Para julio, por cierto, España ya tendrá voto en el BCE, y Francia tendrá solo uno.