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Columna
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Reino Unido quiere corregir la deriva

Reino Unido ha dado un paso para acabar con el tipo de abuso de mercado que ha costado miles de millones de dólares a los bancos en multas. Pero no es más que un comienzo. Hacía claramente falta una revisión de la forma en que los mercados de divisas, bonos y materias primas operan –el 10 de junio, el Gobernador del Banco de Inglaterra Mark Carney describió estos sectores como aquellos que estaban sufriendo por la “deriva ética”–. Tras una revisión completa, el Banco de Inglaterra, el Ministerio de Finanzas y el más alto regulador de los mercados han aportado ideas de cómo hacer que los individuos sean más responsables, mejorar las prácticas de la industria y llenar los vacíos normativos.

Las propuestas más concretas son las que se encuentran en poder de las autoridades británicas para ser promulgadas. Quieren que las sanciones penales en vigor que se aplican al uso de información privilegiada en la renta variable se extiendan a otros mercados,. También sugieren llevar más operadores al mercado, como distribuidores y gestores de activos, en el ámbito de un régimen que, a partir del próximo año, haga a los banqueros más responsables de sus acciones. Y los empleadores tendrán más facilidades para investigar la conducta pasada en sus posibles contrataciones.

Hacía falta una revisión de la forma de operar de los mercados de divisas, bonos y materias primas

Sin embargo, el informe es mucho menos prescriptivo en otros temas igual de importantes. Estos incluyen la mejora de la relación entre la remuneración y el buen comportamiento, elevar los niveles de las tasas de referencia y la definición de buenas prácticas comerciales.

Las autoridades británicas han optado por dejar este tipo de detalles a la industria y los reguladores internacionales. Aunque es en parte una salida fácil, es probable que sea prudente. Un nuevo Consejo de Normas de los Mercados Normas, compuesto por una sección transversal de miembros sénior de la industria, será un foro mucho mejor para discutir a fondo la cuestión. Y, si quiere seguir siendo un centro de comercio, no tiene mucho sentido que las prácticas de mercado proscritas en Londres continúen estando permitidas en otras partes del mundo.

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