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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un mercado capaz de crear riqueza y empleo

Mayo ha saldado el mercado de trabajo con algo más de 200.000 nuevos cotizantes y un descenso del paro hasta los 4,2 millones de desempleados. Pese a que el quinto mes del año suele marcar un buen registro para el empleo, esta vez esa tendencia ha sido especialmente destacada, con la creación de 6.871 nuevos puestos de trabajo al día. Se trata del mayor incremento de afiliados en un mes de mayo en la serie histórica, salvo 2005, año en que se produjo la regularización extraordinaria de inmigrantes que realizó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Con este saldo, España alcanza un ritmo anual de creación de puestos de trabajo del 3,52% y contabiliza casi 600.000 empleos en los últimos doce meses, el montante que el Gobierno prevé alcanzar en todo 2015. La economía española cuenta en este momento con más de 17,2 millones de cotizantes, una cifra que no se registraba desde finales de 2011, y encadena veinte meses consecutivos de caídas en términos interanuales en el número de desempleados.

Un vistazo a los datos en detalle permite identificar al sector servicios, una vez más, como el motor que tira de esta recuperación. Casi uno de cada dos nuevos empleos se genera en la hostelería, seguida a distancia de las actividades administrativas, el comercio y los talleres de coches. La industria y la construcción también fueron focos destacados de creación de puestos de trabajo. Esta última, junto a las actividades inmobiliarias en general, lidera en cuanto a intensidad la generación de empleo, con una tasa de avance interanual que supera el 8%. Como no puede ser de otra forma en una economía que acaba de dejar atrás una larga y profunda crisis, no todo son luces en la radiografía. En mayo han crecido los contratos temporales, que constituyen la mayoría de los firmados durante ese mes, con un destacado aumento de la modalidad de formación. En general, el perfil del nuevo trabajador en este momento es el de un varón, con empleo temporal a tiempo completo y en el sector servicios.

La evolución del mercado laboral en España es una prueba palpable de la intensidad con la que está recuperándose la economía. Nuestro país ha pasado de formar parte del grupo de rezagados de la zona euro a liderar la región en ritmo de crecimiento y generación de puestos de trabajo. Los factores que explican este cambio de signo son bien conocidos. La flexibilidad que la reforma laboral ha introducido en las relaciones de trabajo, la contención de los salarios, el aumento de la competitividad en las empresas, la política de consolidación fiscal, la progresiva accesibilidad del crédito, los programas de compra de deuda del BCE y el esfuerzo combinado de trabajadores y empresarios explican este cambio drástico en un mercado de trabajo que hasta hace muy poco tiempo era incapaz de realizar su función natural: crear empleo.

La política económica que ha permitido poner las condiciones para facilitar esa tarea debe mantenerse y consolidarse, porque España cuenta todavía con una ingente masa de desempleados cuya incorporación al mercado laboral llevará tiempo y exigirá esfuerzo. Además, es necesario avanzar hacia un objetivo que la economía española no puede aplazar durante más tiempo: conseguir sentar las bases de un nuevo modelo productivo capaz de resistir los ciclos económicos con mucha mayor solidez y, al tiempo, flexibilidad que el actual.

Entre tanto, el mercado laboral cuenta con metas más cercanas que alcanzar. Es el caso de la mejora de la calidad del empleo, que debería ir pareja a la propia consolidación de la recuperación económica. España ha realizado un esfuerzo ejemplar para dejar atrás los peores momentos de la crisis, pero tiene por delante un horizonte en el que las reformas estructurales deben seguir jugando un papel fundamental. Ello requerirá una elevada dosis de consenso, coherencia y estabilidad políticas que garanticen el apoyo institucional y la seguridad jurídica necesaria para que los verdaderos protagonistas del crecimiento, que son las empresas, puedan generar la riqueza y el empleo que los españoles necesitan para dejar atrás no solo el corazón de la crisis, sino los severos daños que esta ha dejado en el país.

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