ThyssenKrupp mira al sector del acero
ThyssenKrupp ha vuelto de entre los muertos. En un tedioso proceso de cambio que ha durado tres años, el consejero delegado Heinrich Hiesinger se ha desligado de algunas unidades deficitarias, fortalecido un balance poco firme y unos costes exprimidos. Ahora puede buscar una solución a largo plazo con el acero.
La división, tercer mayor productor de acero de la UE, representó el 20% de las ventas del grupo en los seis meses anteriores a marzo, pero absorbió el 35% de la inversión en los 12 meses anteriores a septiembre del año pasado, mientras que produjo solo alrededor del 17% de los beneficios antes de intereses e impuestos.
La compañía se ha resistido a deshacerse de su división de acero en parte por sus 204 años de tradición
La lógica sugiere deshacerse del acero europeo. ThyssenKrupp se ha resistido a hacerlo, en parte por 204 años de tradición de la compañía en la producción de acero. Pero la historia puede importar menos después de que el patriarca corporativo Berthold Beitz muriera en 2013 y la mayor firma de capital riesgo de Europa, Cevian Capital, comprara una participación del 15,1%.
Una venta directa podría no ser la mejor opción. Hiesinger ha ganado algo de tiempo para considerar un proceso más lento. Un primer paso podría ser consolidar los activos del acero con un competidor, ya sea la división europea de Tata Steel, Voestalpine de Austria o la alemana Salzgitter. Eso podría llevar a sinergias, márgenes más altos y la posibilidad de una salida a bolsa bolsa y la independencia final.
Para superar significativamente el coste del 9,5% del capital calculado por ThyssenKrupp, su división europea del acero tiene que alcanzar al menos 500 millones de euros de Ebit. Eso es dos veces y media lo que logró en el último ejercicio, aunque el último trimestre hasta marzo parecía más prometedor. Si una joint-venture recortara los costes en alrededor del 2,5% de las ventas, sumaría unos 220 millones de euros de Ebit por el lado de ThyssenKrupp.
Hiesinger ha preferido con éxito maximizar el valor a la velocidad –y es un gran impulso por el que vale la pena esperar–.