La lentitud de Siemens
Reinventar Siemens está llegando a ser como la restauración de la catedral de Colonia: un proyecto que nunca parece terminar. Por sexto trimestre consecutivo, el beneficio operativo del gigante de la ingeniería alemana no ha alcanzado las expectativas de consenso. Y el consejero delegado Joe Kaeser ahora afirma que es probable que el grupo se quede en el rango más bajo de su objetivo del margen de beneficio operativo para todo el año de entre el 10 y el 11%.
La respuesta de Siemens también tiene un aire de familiaridad obsoleta. Alrededor de 4.500 personas, empleados principalmente de la división de energía y gas del grupo que está arrojando un bajo rendimiento, serán despedidos. El 7 de febrero, 7.800 puestos de trabajo de nivel intermedio se fueron de la misma manera. El predecesor de Kaeser inició una ronda anterior de reducción de costes a finales de 2012, el número de empleados se recortó en 15.000.
Sin embargo, cuatro de las ocho unidades de negocio industriales del grupo todavía no han logrado cumplir con sus respectivos objetivos de margen en el segundo trimestre. Es cierto, Siemens está en problemas por las presiones de precios, así como por los costes de reestructuración. Pero es decepcionante a la luz de las fuertes ventas y el buen volumen de pedidos.
La paciencia de los inversores se está agotando y 2015 está empezando a parecer otro año perdido. El precio de las acciones refleja su mediocre comportamiento. Los títulos de Siemens han subido solo un 1% desde enero, mientras que el conjunto del mercado alemán ha ganado un 15%.
Las acciones de Siemens se valoran en torno a una quinta parte menos que las de sus rivales ABB y General Electric, pero cotizan un 18% por encima de su media de los últimos cinco años y con una pequeña prima con respecto a los conglomerados industriales europeos del grupo, según datos de Thomson Reuters. Los temores a la baja son mayores que las esperanzas alcistas.