Talgo firma el peor debut en Bolsa desde el de EADS del año 2000
La capitalización parte de los 1.260 millones de euros JPMorgan se emplea a fondo para mantener al valor
Después de Cellnex, ha sido el turno de Talgo. BME, ante el aluvión de salidas a Bolsa, se ha visto a compaginar ambos estrenos con solo unas horas de diferencia. El primer precio de Talgo se ha fijado en los 8,48 euros por título, lo que representa una caída del 8,3% respecto al precio de referencia de la colocación, de 9,25 euros por título. Y ha llegado a caer en torno a un 14% en el peor momento. El valor ha cerrado con una caída del 9,19%, en los 8,40 euros por título: es el mayor descenso en un debut bursátil desde el de EADS – hoy, Airbus–, que tuvo lugar en julio de 2000.
JPMorgan, uno de los coordinadores de esta salida a Bolsa y que actúa como agente de estabilización, se ha empleando a fondo para tratar de estabilizar el valor. Es el broker que más acciones de la empresa ha comprado: 5,3 millones en términos netos (compras menos ventas) de Talgo valoradas en 45,1 millones de euros, según Bloomberg. Credit Suisse, que ha vendido 2,5 millones de acciones por un valor neto de 21,4 millones de euros, Morgan Stanley, que se ha deshecho de 1,5 millones de títulos valorados en 13,1 millones, y UBS, que ha vendido 1,1 millones de acciones con un valor de mercado de 9,7 millones, han sido los mayores vendedores de acciones de la compañía.
Talgo ha sido el séptimo valor más negociado de la Bolsa española, tras haberse intercambiado 14,4 millones de acciones, por un total de 121,9 millones de euros. Se ha movido, por tanto, más del 23% de las acciones que han comenzado hoy a cotizar.
Talgo, pese a contar con una demanda de más de tres veces el importe de la oferta, según la propia compañía, fijó e precio cerca del mínimo de la banda orientativa, que iba de 9 a 11,5 euros por título, con el objetivo de dar recorrido a la acción.
Los coordinadores de la colocación de Talgo han sido Santander, JP Morgan, Nomura y en un segundo nivel han estado Bankinter, BBVA, Crédit Agricole, JB Capital Markets, N+1, Natixis y Société Générale. Rothschild ha sido el asesor. La compañía ha debutado unas horas después de Cellnex con una capitalización de partida de 1.260 millones de euros, por encima de su principal competidor, CAF, con poco más de 1.000 millones de euros.
Talgo se coloca en el puesto número 52 de la Bolsa española, por delante de Vidrala (unos 1.050 millones de euros) y por detrás de Indra (cerca de 1.700 millones). El PER de 2014 (número de veces que el beneficio por acción está incluido en el precio por título) ronda las 30 veces a este precio, frente a las menos de 17 veces de su rival española.
La cartera de pedidos de Talgo a cierre del año pasado se situaba en unos 3.700 millones de euros, casi 10 veces su facturación de ese ejercicio (384 millones, tras haber crecido un 18%), y el 77% dependía de fuera de España.
La tecnología exclusiva, que no ha conseguido ser imitada, es el gran motor de la compañía que dirige José María Oriol Fabra –su consejero delegado– y lo que ha permitido a la firma expandirse por más de 40 países. Se dedica al mantenimiento de trenes en Portugal, Francia, Suiza, Italia, Estados Unidos, Kazajistán y Uzbekistán, además de en España, y se ocupa de la puesta a punto de equipos ferroviarios en otros 32. En CAF, la cartera de pedidos supera los 5.300 millones, cerca de cuatro veces sus ingresos en 2014.
Dividendos
Talgo se dispone a seguir creciendo una vez haya desembarcado en el parqué. Negocia proyectos en 25 países y ultima la adquisición de otras pequeñas empresas. La política de dividendos, con todo, está marcada en rojo: destinará entre el 20% y el 30% de los beneficios a retribuir a sus accionistas (pay out). Esto implicaría, con las cifras del año pasado, una rentabilidad por dividendo de alrededor del 1%.
Talgo, además, marca un límite para la retribución futura: en ningún caso superará el 50%. CAF, en cambio, no reparte un porcentaje de las ganancias, sino una cantidad fija: 36 millones de euros. Así lo ha hecho en los últimos cuatro ejercicios, lo que desvela falta de flexibilidad, a juicio de los expertos consultados. En 2014, cuando ganó 59,7 millones, su pay out fue del 60% y su rentabilidad por dividendo, del 3,6%.