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Columna
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La puesta a punto de Daimler

La renovación radical de Daimler está dando sus frutos. El fabricante de automóviles informó de un récord de ventas, un incremento en los márgenes de beneficio y una amplia generación de caja en el primer trimestre. El éxito llama a otro importante proyecto de reingeniería: en la política de dividendos.

Daimler ofreció un aumento del dividendo del 9% el año pasado, pero puede permitirse más. Con los beneficios por acción en un 38%, la proporción está todavía un poco por debajo de su propio compromiso del 40%. Ese objetivo puede ser bajo para una empresa que es más ágil y mejor enfocada. Su fortaleza global hace que esté menos expuesta a los vaivenes de la demanda regional de automóviles.

Hace falta una revisión fundamental de la política de pagos, comenzando con una declaración clara de cuánta liquidez neta se necesita para el negocio industrial. Evercore ISI calcula que entre 8.000 y 10.000 millones de euros son suficientes para salvaguardar la calificación crediticia de grado de inversión del grupo y protegerse de las fluctuaciones cíclicas.

Su rival alemán BMW, cuya política de producto y rentabilidad ha sido durante mucho tiempo la envidia de Daimler, puede, sin embargo, servir como modelo a seguir, aunque paga el 32% de los beneficios en dividendos este año. La compañía con sede en Múnich ya ha indicado que está considerando la posibilidad de repartir un dividendo especial en 2016.

BMW está todavía por delante en agradar a los accionistas. Ha proporcionado una rentabilidad total del 246% en los últimos cinco años, superando el 194% de Daimler, según muestran los datos de Thomson Reuters. Daimler está alcanzando a BMW rápidamente en su rendimiento operativo y financiero. Una política de pago más generosa, predecible y sostenible podría superar a su archirrival en cordialidad con los accionistas.

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