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Cinco Días reúne en exclusiva a los responsables de los grandes bufetes españoles

“Los delitos económicos crecerán”

Manuel Martín (Gómez-Acebo & Pombo). Luis de Carlos (Uría Menéndez), Rafael Fontana (Cuatrecasas, Gonçalves Pereira), José María Alonso Puig (Baker & McKenzie) y Fernando Vives (Garrigues).
Manuel Martín (Gómez-Acebo & Pombo). Luis de Carlos (Uría Menéndez), Rafael Fontana (Cuatrecasas, Gonçalves Pereira), José María Alonso Puig (Baker & McKenzie) y Fernando Vives (Garrigues).
Paz Álvarez

Forman parte de la élite de la abogacía. Dirigen los despachos de abogados –Garrigues, Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, Uría Menéndez, Gómez-Acebo & Pombo y Baker & McKenzie– más importantes de España y son testigos de las grandes operaciones empresariales. Juntos debatieron el pasado miércoles, en la sede de CincoDías, sobre los principales desafíos de España y de la abogacía.

Pregunta. ¿Qué grandes retos tienen pendientes?

Rafael Fontana (CUATRECASAS, GONÇALVES PEREIRA). Los despachos españoles somos un ejemplo en Europa que ni Francia ni Alemania lo han conseguido. Tenemos que adaptarnos a las tecnologías, que son disruptivas, crueles, sin sentimientos. El abogado es persona de confianza, un confesor del cliente, y hacerlo con una máquina es complicado. Debemos adaptarnos a la forma de pensar de las nuevas generaciones, diferente a la nuestra, que se ha dedicado por entero a la abogacía. Ellos reclaman compaginarla con la vida personal.

Luis de Carlos (URÍA MENÉNDEZ). En estos años difíciles hemos tenido gran capacidad de resistencia. La abogacía es una necesidad social, tenemos pendiente la internacionalización, la conciliación y diversidad.

José María Alonso Puig (BAKER & McKENZIE). España ha dado ejemplo de buen hacer y de competitividad, y es de los pocos países europeos donde los despachos de negocios tienen una gran reputación. Hay otra abogacía inmensa, fuera de los negocios, que lo pasa regular. El tema de la mujer es preocupante, ya que el número de las que entran es superior y luego se quedan menos. Llegan pocas a socias, se pierde mucho talento. También tenemos el binomio entre productividad y precios; existe una presión sobre los precios de los servicios legales, y además tenemos la tensión de mantener la productividad del despacho.

Rafael Fontana.
Rafael Fontana.

 Manuel Martín (GÓMEZ-ACEBO & POMBO). Estamos obligados a ser más eficientes, funcionamos con criterios empresariales, hemos de ser rentables y tenemos un reto en cuanto a la formación permanente de nuestros profesionales en un entorno globalizado, con el fin de mantener la credibilidad internacional. No solo nos beneficia a nosotros, sino al sistema, hemos de darle seguridad y madurez, que es lo que ayuda a que hagamos de embajadores del país en las inversiones que se realizan aquí. Tenemos un largo camino para incrementar el prestigio de la abogacía dentro de la sociedad civil. Estamos en una situación compleja por el mundo globalizado, tenemos que adentrarnos en la ética de los negocios, en aspectos reputacionales que hasta ahora prestábamos atención, pero no al nivel que se nos requiere en la actualidad.

Fernando Vives (GARRIGUES). Debemos continuar dando valor al cliente, sin él no existe el abogado. Tenemos volcada la organización y subordinada al principio de asesorar a clientes, pero tenemos que enfatizar algo, ya que nunca hemos explicado bien cuál es nuestra aportación al desarrollo y al crecimiento económico. Es una asignatura pendiente.

P. ¿Qué percepción tiene la sociedad de los abogados?

Vives. Mala. No es la que merecemos. En España se entiende mal que un abogado defienda a un presunto delincuente. Eso te convierte también en sospechoso, cuando el abogado es una pieza esencial para que el sistema funcione. Esa posición está mejor entendida en el mundo anglosajón. Nuestra profesión se basa en la confidencialidad con los clientes, en explicar lo que hacemos sin explicar lo que tenemos encima de la mesa, porque tenemos que cumplir con nuestros compromisos éticos.

P. ¿Por qué no concilian?

De Carlos. Porque no controlamos nuestra agenda, dependemos del cliente y asumimos el coste y el sacrificio de cumplir los plazos, es una servidumbre que forma parte del oficio y del componente vocacional. Tenemos que ver cómo somos capaces de hacer compatible esa exigencia, adoptando herramientas como la flexibilidad horaria, además de ofrecer medios tecnológicos para trabajar a distancia

Luis de Carlos.
Luis de Carlos.

Fontana. No puedes ser extraterrestre, o todos cambiamos o difícilmente cambiaremos. Pasa también en Estados Unidos y en todas partes, y requiere de organización interna, de que toda la estructura cambie. No es una cuestión de horario. A lo mejor se puede educar al cliente.

Vives. Es un problema universal. Si miras el número de socias que hay en Suecia, verás que está alineado con el nuestro. Lo que ocurre es que está retrasada la profesión. Nuestro cliente marca los tiempos, pero no somos un sector que esté peor que otros. Estamos trabajando para que cambie. El problema que tenemos es el de la conciliación en general.

Martín. ¿Hasta qué punto el hecho de no facilitar la conciliación le perjudica a alguien en su carrera de socio?; hay carreras alternativas a la de socio que permiten conciliar. El cliente determina la agenda.

Alonso Puig. Ponemos los mecanismos para que el talento no se pierda, pero a lo mejor es un problema que se tiene que solucionar en casa, que el hombre y la mujer se pongan de acuerdo sobre quién tiene una carrera más brillante, porque las que se van son ellas.

P. Toman el pulso a la actividad empresarial, ¿empieza a haber recuperación?

De Carlos. Después del verano de 2013 anticipamos cambios en la percepción de los inversores extranjeros. El volumen de operaciones, de fusiones, transacciones, ha aumentado. La economía española ha tenido una devaluación de precios, y la abogacía ha tenido que adaptarse a ese entorno doméstico. Ahora se ha incrementado la actividad sin que haya una recuperación de los precios, pero espero que esto vaya cambiando.

José María Alonso Puig.
José María Alonso Puig.

Fontana. En cuanto a los precios, la crisis nos ha hecho a todos revisar los procedimientos y si lo que se pagaba se ajustaba a lo que se quería. O lo que das tiene valor añadido o no vas a poder subir los precios.

P. ¿El inversor está preocupado por los resultados electorales en España?

Vives. Lo que preocupa es no atisbar qué grado de estabilidad va a haber, pero hasta ahora no ha impedido que se siga invirtiendo. Nadie sabe lo que va a pasar, aunque se sigue pensando que la estructura está por encima de la situación política.

Martín. Preocupa porque los nuevos jugadores son desconocidos, pero el nivel de preocupación ha cambiado porque parece que hay una visión clara de lo que puede suceder, y parece que no sea relevante. Curiosamente, hay más dinero que oportunidades en el mercado español.

Alonso Puig. No dejan de hacer la operación porque haya un riesgo político serio. Las elecciones andaluzas han podido despejar la preocupación. Además, si llegamos a crecer al 3%, como es la previsión, nos pone en una situación estupenda en Europa. Fuera se nos ve como un país serio, que ha hecho los deberes, que lucha contra la crisis y el déficit, un país donde merece la pena invertir.

De Carlos. Lo cierto es que hay liquidez y el año económicamente va a ser bueno, aunque en otoño puede haber algún momento de impasse en la inversión hasta que se despejen las dudas políticas.

Manuel Martín.
Manuel Martín.

P. ¿Y la corrupción cómo afecta a la imagen del país?

Alonso Puig. No es diferente de otros países de la Unión Europea, como Italia, Francia o Alemania, con problemas serios de corrupción. Lo que nos debería preocupar es si tiene incidencia en la seguridad jurídica, y no tengo la sensación de que se dude de que España es un país con seguridad jurídica.

Fontana. Una de las bazas que genera intranquilidad en los inversores son los cambios radicales, como la discusión de si publicar o no la lista de la amnistía fiscal. Los cambios de golpe generan inquietud, las modificaciones normativas preocupan al inversor extranjero.

Martín. Una cosa es la corrupción y otra cómo se nos ve en el trato que se le está dando. Los jueces, con los medios que tienen, que tampoco son una maravilla, están poniendo ética en la manera de actuar de la sociedad civil. El poder judicial está recuperando el prestigio.

P. ¿No hay cierta lentitud?

Martín. Es un tema de medios, no hay que modificar la ley. No nos beneficia que asuntos de hace diez años sigan abiertos, da la sensación de que todo está corrupto, y no es verdad. Son temas concretos, que llevan años abiertos y da la sensación de que huele a podrido. Habrá tendencia a sacar resoluciones ejemplares que condicionen determinados comportamientos dentro de la sociedad.

Fontana. Es indudable que el poder judicial es independiente, es garantía, aunque los medios son muy escasos. Debería haber un pacto de Estado para arreglar esto. Se necesitan más medios, no se pueden juzgar casos 15 años más tarde.

P. ¿En qué medida pueden contribuir los abogados a paliar la corrupción?

Martín. No sé si somos policías o abogados. Nos obligan bastante y somos responsables, por las normas antiblanqueo, de no permitir que determinado tipo de operaciones se realicen. Tenemos muchas personas dedicadas a identificar temas de blanqueo en los despachos. Nos preocupa nuestra reputación y por ello rechazamos casos. Nuestros despachos son garantía de legalidad.

Fernando Vives.
Fernando Vives.

Fontana. Al igual que las entidades financieras, tenemos que revelar cuándo podemos llevar o denunciar a un cliente.

De Carlos. Lo que tenemos que hacer es aplicar criterios éticos y deontológicos estrictos, y tratamos de contribuir a que las operaciones se desarrollen con arreglo a la ley.

Fontana. Determinados clientes pueden buscar en nosotros la reputación, la credibilidad para tener comportamientos poco éticos. Dime con quién andas y te diré quién eres, pero no todos los clientes son buenos para el despacho, te pueden dañar la reputación y entonces el coste es mayor que lo que te pueden aportar.

Alonso Puig. Los que estamos aquí tenemos códigos de conducta para nuestros abogados. Formamos en comportamientos éticos y deontológicos. Si un abogado hace algo irregular puede afectar a todo el despacho, nos jugamos la supervivencia.

Vives. Renunciamos a bastantes casos, pero no a tantos, porque quien quiere hacer algo irregular no viene a nosotros. Nadie está libre de cometer un error, pero somos rigurosos con el tema. Otra cosa es el señor acusado de un delito que nos llama para que le defendamos, merece una defensa y es nuestro trabajo.

Martín. Nuestros departamentos penales son, sobre todo, para delitos económicos.

Alonso Puig. Sí, pero están creciendo bastante. Nuestros departamentos penales crecen y tienen mucha actividad.

Fontana. Crecen y crecerán.

De Carlos. En el ámbito interno extremamos los cuidados, tenemos prohibido que los abogados inviertan en empresas porque manejamos información reservada.

Vives. Tenemos una norma institucional más fuerte que ninguna entidad financiera. Prohibimos operar en Bolsa.

P. ¿Existe una inflación de normativa y de cambios regulatorios?

Fontana. En el desarrollo de la economía, el crecimiento de la normativa es grande, y es bueno porque nos da trabajo, ya que hay que analizarlo y explicarlo.

Vives. Existe una exuberante modificación normativa que viene impuesta por la UE. En un mundo complejo y veloz son inevitables los cambios, pero lo que debe mejorar es la calidad de la normativa.

Alonso Puig. A la normativa estatal se suma la europea y la autonómica, y es excesiva. Debería haber una mayor armonización, además de una mejora en la calidad.

La vocación de los jóvenes

Coinciden los cinco gestores de los despachos en que la profesión de abogado es totalmente vocacional. Un oficio “para el que es necesario tener vocación porque te fija tu horario, tu vida”, asegura Rafael Fontana, presidente de Cuatrecasas, quien señala que las nuevas generaciones vienen marcando otro paso y reclamando conciliar la vida profesional con la personal. “Escuchamos a los jóvenes, pero otra cosa es si somos valientes para realizar los cambios que nos demandan. En un despacho cuesta poner en marcha iniciativas nuevas”.

En opinión de Manuel Martín, socio director de Gómez-Acebo & Pombo, los jóvenes abogados miran el corto plazo. “Antes te contaban cómo iba a ser tu carrera durante los siguientes 15 años, ahora eso es impensable. También es cierto que nos hemos cargado las esperanzas de toda una generación bien titulada, a la que no tenemos nada que ofrecer”.

Sin embargo, la crisis, apunta el responsable de Baker & McKenzie en España, José María Alonso Puig, ha dado un baño de realismo a las jóvenes generaciones. “Antes venían con cuatro o cinco ofertas laborales y ahora eso ya no sucede. Hay mucho más respeto”.

A pesar del difícil momento económico, apunta Luis de Carlos, socio director de Uría Menéndez, los despachos de abogados han ido incorporando a jóvenes profesionales a sus filas. “Y hemos ejercido también como escuelas de abogados, porque a través de los grandes despachos se inician en la profesión y aprenden a ejercer. Formamos a los abogados de empresa y alimentamos a la Administración pública con ellos. Hacemos esa función de escuela y a los jóvenes se les abre un abanico de posibilidades laborales”.

En este sentido, Fernando Vives, presidente de Garrigues, destaca el esfuerzo que se ha hecho en los años de crisis. “A pesar de la situación tan complicada y de que no tenemos problemas diferentes a los de la sociedad española, hemos seguido contratando a unos 400 jóvenes del Derecho, y eso es algo difícil de encontrar en otros sectores de la economía española”.

Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.

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