La consultoría en el siglo XXI
La economía digital, con sus nuevos, sistemas y maneras de entender los negocios ya está entre nosotros, lo que supondrá un alta exigencia de adaptación a la Administración y las empresas. La sociedad del conocimiento precisa del talento, el saber y la inteligencia que le aporta la consultoría.
La supervivencia y el éxito de una empresa dependerán en gran medida de la dirección estratégica que tome y de la eficiencia, calidad y seguridad con la que marche sobre esa ruta escogida. Y precisamente esas son las prioridades tradicionales de la consultoría, que ayuda a sus clientes a conseguir la anticipación, la elección de la mejor ruta a seguir y las herramientas y sistemas para conseguirlo de la manera más eficiente posible.
La consultoría proporciona conocimientos y capacidades para resolver problemas prácticos en la operativa y en la estrategia de las empresas en su camino de la excelencia empresarial. El consultor da una visión global y externa a la organización que no está condicionada por su propia dinámica y sus circunstancias, asegurando una alta competitividad, productividad y sostenibilidad. Está comprobado que las organizaciones que han contratado servicios de consultoría han conseguido una ratio media de retorno de 7,7 euros por cada euro invertido.
Pero la industria de la consultoría es todavía una gran desconocida en España a pesar de su importancia estratégica –emplea de manera directa a más de 140.000 personas– y de su dinamismo, como se evidencia en el hecho de que mientras en España se han destruido millones de puestos de trabajo en estos últimos años, el sector de consultoría ha sido capaz de crear más de 25.000 nuevos puestos de trabajo altamente cualificados. Pero más allá de su importancia en el empleo, la consultoría resulta aún más estratégica, ya que es palanca imprescindible para la innovación, internacionalización, competitividad y digitalización de nuestra economía.
"La consultoría es una palanca para la innovación, internacionalización, competitividad y digitalización de nuestra economía”
La principal función que debe realizar un consultor es la de identificar los problemas y las oportunidades del negocio convirtiéndose en una referencia para cada uno de sus clientes, con quienes establece una relación colaborativa a la hora de prestar o proponer soluciones definitivas y perdurables. Para ejercer esa función de brújula no solo es necesario tener un amplio conocimiento del cliente, sino también de su sector y de la competencia. Solo así es posible adelantarse a las tendencias del mercado y promover la necesaria gestión del cambio en las organizaciones. Es por ello que entre las competencias más valoradas en los consultores esté el tener una visión holística que tenga en cuenta tanto los aspectos técnicos, como de negocio y de relaciones con el cliente.
Otra de las funciones que realizan los consultores es el ser capaces de optimizar las organizaciones y sus procesos aumentando de ese modo el valor de su negocio y, consecuentemente, aportando un evidente retorno económico de su labor. Además de esta clara orientación al cliente y a los resultados, los consultores deben poseer una serie de rasgos personales (softkills) como la capacidad de aprendizaje, de trabajar en equipo, la empatía, capacidad comunicativa y de escucha, de síntesis, inteligencia emocional, liderazgo y capacidad de influencia, flexibilidad y sensibilidad al cambio, proactividad, organización y planificación, y creatividad para ofrecer soluciones innovadoras y diferentes. Estas competencias humanas deben ir acompañadas de una serie de competencias técnicas entre las que destacan: una titulación superior –más del 76% de los profesionales de consultoría son titulados–; un excelente nivel de inglés y una serie de certificaciones que lo avalen como experto en el área de trabajo determinada. Unos requisitos de partida que deberán completarse después con el aprendizaje de las metodologías propias de la consultoría y con el conocimiento sobre los procesos de negocio, siendo la formación un factor muy importante para el sector, que invierte 2,5 veces más que la media de otros sectores.
¿Qué ofrece, el sector de consultoría al profesional que aspira a convertirse en consultor, más allá de una remuneración digna y motivadora? Trabajar en consultoría es muy exigente y motivador, dado el aprendizaje constante por la variedad de proyectos en los que se trabaja. Desde las compañías se potencia que al consultor le resulte motivador su trabajo, ya que cada día es diferente al anterior al trabajar con muchas personas y empresas con problemáticas diferentes, con el expertise que ello proporciona. La consultoría supone también una verdadera oportunidad para realizar una carrera profesional con una progresión ligada a los principios de meritocracia y crecimiento del negocio, con una formación continua y un modelo retributivo atractivo combinando salario fijo y una serie de variables basadas en resultados. También supone una oportunidad real de acabar trabajando con los clientes ejerciendo puestos de liderazgo como directores o responsables de áreas.
En la nueva realidad digital, la consultoría es aún más necesaria. Así, en una sociedad cada vez más apoyada en la tecnología, necesitamos contar con personas que pongan su especial expertise al servicio de otros. Por ello, necesitamos contar con especialistas en los distintos campos, y las empresas de consultoría se constituyen en auténticos gurús colectivos, nutridas por los mejores especialistas para prestar el mejor asesoramiento a las cada vez más sofisticadas demandas de las empresas y de la sociedad.
En la sociedad de la información y el conocimiento, las personas todavía siguen siendo las principales protagonistas y por eso el sector se esfuerza por contar con los mejores profesionales.
La consultoría en el siglo XXI va a seguir aportando soluciones cada vez más innovadoras y tecnológicas, creando valor desde el presente para el futuro. Es por ello que este sector, el nuestro, y nuestros profesionales están llamados a ocupar un lugar central en la sociedad de la información y el conocimiento. El sector de la consultoría, sin duda alguna, debe considerarse estratégico para nuestra sociedad.
Manuel Pimentel es presidente de la AEC