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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una ofensiva empresarial frente a Google

La cruzada de Telefónica, Banco Santander y Microsoft para tratar de frenar el dominio que Google ejerce en el negocio móvil constituye una muestra de estrategia empresarial de defensa y de competencia. Más aún cuando el buscador de internet estadounidense está siendo investigado por Bruselas por supuesto abuso de posición dominante. Las dos primeras compañías han invertido en Cyanogen, una startup estadounidense que desarrolla una versión del sistema operativo Android que prescinde de los servicios de Google. La segunda ha sellado una alianza para impulsar sus servicios en la prometedora plataforma. De culminarse con éxito, el proyecto podría suponer un torpedo en la línea de flotación del buscador, dado que liberaría a los usuarios de Android de tener que usar los servicios de Google. Es el caso de Gmail, Google Map, y Chrome, entre otros, que actualmente vienen de serie en todos los terminales que llevan Android. Son precisamente estos servicios los que proporcionan el grueso de ingresos, tráfico, nuevos usuarios y poder al gigante estadounidense.

Telefónica y Santander, a partir de sus respectivos fondos, han participado en una ronda de financiación de algo más de 70 millones de euros. Cyanogen tiene ya unos 50 millones de usuarios activos mensuales y cuenta con unos 9.000 desarrolladores en todo el mundo creando aplicaciones para la plataforma. La estrategia de la startup es clara: separarse de Google sin que ello suponga distanciarse de Android. El objetivo de Telefónica y Santander, apostar por impulsar un Android, libre de Google, en los mercados en que ambas firmas tienen presencia, y hacerlo con el apoyo a la venta de terminales con Cyanogen.

Todos estos movimientos constituyen una ambiciosa ofensiva empresarial contra la indiscutible hegemonía de Google. El expediente de control de competencia de la Comisión Europea, que expone al gigante estadounidense a una multa de hasta 6.000 millones de dólares, se inició en 2010, y desde fuentes jurídicas comunitarias se aventura que podría alargarse hasta finalizar en el Tribunal de Justicia de la UE. El poder de Google en el universo de las búsquedas de internet en el Viejo Continente es indiscutible: más del 90% de los rastreos. Ello hace especialmente importante agilizar el proceso abierto por Bruselas y clarificar cuanto antes si el buscador se somete adecuadamente a las reglas del juego de la legislación comunitaria. Pero también proporciona un interés estratégico, además de empresarial, al proyecto impulsado por Telefónica, Santander y Microsoft. La industria europea puede tener un problema con Google, pero tiene también una oportunidad: la de unirse en alianzas estratégicas que permitan reordenar el tablero de los jugadores del negocio móvil.

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