El ‘plan Juncker’ tropieza incluso antes de tomar la salida
Aún no se ha puesto en marcha ni una excavadora y el plan de la Comisión Europea para reactivar la inversión entre 2015 y 2017 ya ha tropezado. El Parlamento Europeo tiene previsto aprobar hoy sus condiciones para autorizar el plan y entre ellas figura una que revienta el diseño financiero planteado por Jean-Claude Juncker, presidente de la CE.
El Parlamento rechaza la propuesta de Juncker de reducir en 8.000 millones de euros ciertas partidas del presupuesto comunitario (las de infraestructuras y la de investigación y desarrollo) y destinar esos recursos a avalar los proyectos del nuevo fondo.
La Comisión asegura que esos tijeretazos no se notarán porque se hacen en partidas cuya ejecución previsiblemente no se completará este año. Además, según los artífices del plan Juncker, la ingeniería financiera multiplicará la inversión disponible en Europa y permitirá compensar con creces la pérdida que pudiera sufrir algún proyecto.
“Si eso fuera cierto, ¿por qué no 30.000 millones de aval en lugar de 8.000 millones?”, rebate la eurodiputada socialista Eider Gardiazabal, ponente de la modificación presupuestaria que requiere el plan Juncker.
Gardiazabal, como la mayoría de los parlamentarios, señala que “cada tipo de programa requiere un tipo de financiación y proyectos de investigación básica o ciertas infraestructuras solo se pueden financiar con subvenciones, porque no hay retorno, así que si pierden la ayuda europea, no podrán acogerse al plan Juncker”.
Juncker, cada vez más exasperado ante el riesgo de que capote su plan, no ha podido doblegar a los grupos parlamentarios, en particular al socialista.
La credibilidad de la presidencia de Juncker depende en gran parte de su plan de inversión, tras el batacazo que sufrió con el llamado caso LuxLeaks. Nada más tomar posesión del cargo, en noviembre del año pasado, una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas reveló los pactos fiscales de Luxemburgo con centenares de multinacionales durante el período en que Juncker fue primer ministro de ese país.
El Parlamento insiste en que no está en contra del plan Juncker. “Todo lo contrario, queremos que sea un éxito”, señala Gaidarzabal. El Parlamento incluso aspira a que el plan se transforme en un fondo permanente a partir de 2018 para proyectos de innovación tecnológica, energética o sanitaria.
Pero, de momento, no puede arrancar porque el aval es imprescindible para cubrir las potenciales pérdidas del Banco Europeo de Inversiones, a través del cual se ejecutarán los distintos proyectos.
Bruselas confiaba en que los socios de la UE contribuyeran también a ese aval con su propio capital. Pero la CE tampoco ha logrado hasta ahora convencer a ningún Gobierno europeo.
Las cantidades necesarias no son enormes, porque la Comisión confía en multiplicar por 15 el aval hasta alcanzar una inversión privada de unos 100.000 millones de euros al año. Para 2015, el plan solo necesita un aval europeo de 1.350 millones de euros; los 6.750 millones restantes se cubrirían hasta 2020.
En 2015, según la propuesta de la CE, los fondos para interconexiones energéticas, viarias y digitales perderían 790 millones de euros; los de investigación, 70 millones de euros; y el reactor de fusión nuclear (ITER), 490 millones de euros.
El Parlamento prefiere utilizar el llamado instrumento de flexibilidad (500 millones de euros anuales acumulables) y completar el aval anualmente con los remanentes presupuestarios de cada ejercicio. La CE se resiste a repetir esta incertidumbre cada año. Pero Juncker hará cualquier cosa por salvar su plan.
El “último” Eurogrupo de Dijsselbloem
Los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) celebran este viernes una reunión informal en Letonia, país que preside la UE durante este semestre. La próxima cita informal será en septiembre, con Luxemburgo como presidencia. Así que si el calendario y los deseos de Luis de Guindos se cumplen, la cita de Riga podría ser el último Eurogrupo informal presidido por el ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem (todavía le quedarían dos citas formales).
El mandato del holandés termina en junio. Y España espera que su ministro de Economía tome el relevo. Guindos ya lo ha intentado sin éxito en dos ocasiones. La primera, en enero de 2013, cuando Jean-Claude Juncker dejó el puesto. Pero se cruzó Holanda, que con su triple A y su proximidad a Berlín no tuvo en dificultad en desplazar a un ministro que acababa de pedir un rescate de hasta 100.000 millones de euros para la banca de su país. Guindos volvió a intentarlo el año pasado, a rebufo de la renovación general de la cúpula europea y con el rescate de la banca gestionado con éxito a juicio de Bruselas. Pero Dijsselbloem se aferró al cargo.
El tercer asalto de Guindos tiene visos de concluir con éxito, aunque Dijsselbloem ha planteado batalla y muchas fuentes en Bruselas apuestan todavía por su continuidad. Todo depende de Berlín. España ya comprobó, cuando perdió su silla en el BCE, que lo que Alemania da, Alemania lo quita. Parece que ahora le toca aprender la lección a Holanda.
Político se estrena como semanario europeo
El 21 de abril, a las 12:01 a.m, hora de Bruselas (nunca mejor dicho), nace la versión europea de Politico, una publicación (digital y en papel) que ha revolucionado la información política en Washington desde su nacimiento hace ocho años. La versión europea es fruto de la alianza con el grupo editorial alemán Axel Springer, uno de los principales instigadores de la ofensiva de la Comisión Europea contra Google. Politico aspira a convertirse en referencia de la actualidad europea. Dirigido por Matthew Kaminski (ex The Wall Street Journal) arranca con 36 periodistas en Bruselas, más delegaciones en Berlín, París y Londres y la ampliación prevista a otras capitales europeas. ¡Suerte!
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