Récord de consumo de cerveza y desplome de los destilados
Los últimos datos de los impuestos especiales de la Agencia Tributaria reflejan que el consumo de cerveza alcanzó en 2014 los 3.408 millones de litros, la mayor cifra jamás registrada. Y, al mismo tiempo, el alcohol puro utilizado para los destilados cayó hasta los 86 millones, el importe más bajo de la serie histórica.
Así, la cerveza con alcohol sube como nunca y los destilados caen hasta niveles nunca vistos. Además del IVA, el consumo de alcohol se grava con impuestos especiales. Por un lado, hay un tributo que se aplica exclusivamente a la cerveza y otro que recae sobre el alcohol puro de los destilados, como el whisky, la ginebra o el vodka.
Los cerveceros aseguran que su competencia es el vino y las bebidas sin alcohol como los refrescos
El consumo de cerveza sujeta al impuesto especial alcanzó los 3.408 millones de euros en 2014, un 3,5% más que el ejercicio anterior y el nivel más elevado de la serie histórica que se inicia en 1995. La recaudación del impuesto sobre la cerveza aportó 293 millones, un incremento del 6,5% y también supone un récord.
Jacobo Olalla, director de Cerveceros de España, señala que las cifras todavía son provisionales, aunque celebra el incremento. Señala que por primera vez desde el inicio de la crisis se detecta un aumento del consumo en hostelería y apunta que se registra un incremento de la cerveza con alcohol en detrimento de la “sin”.
Los datos de la Agencia Tributaria reflejan una realidad muy diferente para el sector de las bebidas espirituosas. El consumo de alcohol puro que se utiliza en los destilados cayó en 2014 hasta los 86 millones de euros, el menor nivel de la historia. La recaudación alcanzó los 761 millones, un 6,3% más que el ejercicio anterior. La mejora de los ingresos se explica por el aumento fiscal que aprobó el Gobierno en junio de 2013 y que supuso elevar en un 10% el impuesto sobre el alcohol.
Bosco Torremocha, director de la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE) recuerda que la subida fiscal del Gobierno no ha logrado la recaudación prevista y defiende que el incremento tributario provoca que el consumo de destilados caiga y aumente el de cerveza. En su opinión, se produce un efecto sustitución en la medida en que el Gobierno elevó la fiscalidad sobre las bebidas espirituosas y no hizo lo mismo en el caso de la cerveza. Defiende que no resulta razonable que los destilados, con un consumo muy inferior, aporten 760 millones a las arcas públicas frente a los 293 millones de la cerveza.
El sector cervecero niega rotundamente que se esté produciendo un efecto sustitución. Olalla defiende que cerveza y destilados son dos productos distintos que no rivalizan entre sí. Sostiene que el competidor natural de la cerveza es el vino o bebidas no alcohólicas como los refrescos. En este sentido, el vino está bonificado fiscalmente y no sufre ningún impuesto especial. Olalla celebra que el Gobierno optara por no subir el impuesto a la cerveza y señala que ello es un ejemplo de cómo se pueden elevar los ingresos públicos sin subir impuestos.