El reto de rejuvenecer los coches
El envejecimiento del parque automovilístico español se ha convertido en una enfermedad que de momento no responde satisfactoriamente a los tratamientos. Ni los planes PIVE del Gobierno ni las campañas de descuentos de los fabricantes han hecho mella en la persistente crisis de edad de los coches españoles, cuya longevidad media ha crecido en el último año un 2% y se sitúa ya en los 11,5 años. Más de la mitad del total de los vehículos que circulan por nuestras carreteras tienen más de 11 años, un 29% del total está entre los 11 y los 15 años y otro 24% tiene más de 15 años. La presencia de automóviles más viejos en el conjunto del parque se ha incrementado en tres puntos porcentuales en solo un año.
El envejecimiento del parque automovilístico no es un problema exclusivo de España, pero su gravedad es mayor que en el resto de las economías de nuestro entorno. Las previsiones apuntan, además, a que en 2017 nuestro país tendrá más de 16 millones de vehículos de más de diez años circulando por las carreteras. Antes de la crisis económica, el porcentaje de coches con más de una década era del 33%, mientras que en 2014 ya era del 53%. En Reino Unido, por ejemplo, el porcentaje de coches con menos de diez años se ha mantenido en un 70% desde 2002. Quizá Italia sea el país cuya situación resulte más parecida a la española, pero con unas cifras que España ha superado ya sobradamente.
Entre los problemas que genera un parque envejecido destaca la seguridad. La edad media de los vehículos que intervienen en accidentes con víctimas mortales en España es de 14 años y los expertos calculan que la posibilidad de morir en un siniestro de carretera se triplica en los coches de más de diez años. Pese a que las diversas iniciativas para sacar de las carreteras coches viejos no han dado resultados óptimos, sí han servido para frenar un poco la tendencia. Los diversos planes PIVE han permitido jubilar un millón de automóviles, pero quedan todavía un gran número de vehículos por renovar. Ello supone, al tiempo, una gran oportunidad para la industria, que considera que el exceso de antigüedad no se solucionará hasta que se vuelvan a vender en torno a 1,2 millones de unidades al año.
Ese proceso de aumento de ventas previsiblemente irá parejo a la mejora de la situación económica en España, pero existen razones para tratar de acelerarla con herramientas que incluyan desde promociones y descuentos hasta dar facilidades para la renovación. Una de ellas es el futuro de la propia industria del motor española, que necesita una demanda interna fuerte que complemente las exportaciones. La otra es lograr alcanzar la seguridad vial propia de un país moderno y desarrollado, que no se consigue solo con el mantenimiento de las infraestructuras de transporte, sino con un parque automovilístico en condiciones.