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Producto híbrido con más características de fondo que de depósito

Depósitos estructurados, mejor resultado pero con riesgos

Depositos estructurados

Las cuentas remuneradas y los depósitos están pasando su peor momento al menos en lo que a rentabilidad se refiere. Con un precio del dinero en mínimos, la política de compra de Deuda por parte del BCE (iniciada el 9 de marzo) está hundiendo tipos y rentabilidad. Con todo ello, son muchos los ahorradores que buscan productos que mejoren la rentabilidad exigua de productos tradicionales.

Uno de estos son los depósitos estructurados que ofrecen garantizar todo el capital o parte del mismo (este punto es esencial) a lo que hay que unir una rentabilidad vinculada (sólo o con una parte fija) a la evolución de uno o varios índices bursátiles, de la cotización de un grupo de acciones, o de cualquier otro activo.

Parte de su rentabilidad está vinculada  a la evolución de uno o varios índices bursátiles

Esta es la parte fundamental del depósito estructurado, la que nos puede ayudar a conseguir una rentabilidad superior. Por ejemplo, si invertimos 10.000 euros en un producto en el que el 50% de la inversión esté ligada a la rentabilidad media de una cesta de acciones de Repsol, Telefónica y Banco Santander, y esta sube el 7% y con la parte fija un 1%, el resultado de combinar estas mismas sería una rentabilidad del 4,5%. Pero si el resultado de esta cesta es negativo, y por tanto la rentabilidad es del 0%, si hacemos la media con el 1%, el resultado final será del 0,5%.

El primer punto como hemos señalado es fundamental. Optar por productos que garantizan el capital al vencimiento, es lo habitual, pero no siempre se cumple esta condición y por eso hay que mirar con detenimiento el contrato para asegurarse de que el patrimonio invertido no sufrirá mermas bajo ninguna circunstancia, funcionando en este sentido igual que un depósito tradicional.

También es importante conocer si existe la posibilidad de cancelarlo anticipadamente y, de ser así, cuál es la comisión por dicha cancelación. Las partes variables de estos depósitos, muchas veces no permiten la cancelación anticipada o si se permite, el importe de ésta cancelación puede ser muy elevado. Pero en todos los casos, si se garantiza el 100% del capital, existe la obligación de la entidad de reembolsar el principal del depósito al vencimiento.

Ventajas para el inversor

Conociendo estas claves, su punto fuerte es la rentabilidad atractiva que nos pueden ofrecer estos productos, la cual, está muy ligada a como se invierte la parte variable del estructurado.

Las variables son muchas, por ejemplo la revalorización media mensual de un índice bursátil no es lo mismo que su revalorización absoluta entre las fechas de contratación y vencimiento, o la media de una cesta de tres valores a la menor revalorización de estos.

El plazo de inversión debe ser al menos de medio plazo, normalmente con un mínimo de 18-24 meses

Las posibilidades son tantas que hacen más que fundamental entre todas las posibilidades que ofrecen los bancos elegir la que veamos más factible. También es importante conocer dónde invierte respecto a mercado (índices o empresas nacionales o internacionales) o sector (tecnológico, industrial, financiero...) en este punto se asemejan mucho a los fondos de inversión y por tanto hay que tener en consideración las recomendaciones sectoriales.

Y es que al igual que las acciones o fondos, el plazo de inversión de este tipo de productos siempre debe ser al menos de medio plazo normalmente con un mínimo de 18-24 meses y aunque los hay que vencen incluso cerca 10 años, los plazos máximos suelen estar entre los 3 y 5 años.

En definitiva nos encontramos con productos que en la mayoría de los casos garantizan el 100% del capital, pero que su rentabilidad está muy marcada por la evolución de la parte variable (que puede llegar al 100% del producto) con lo que es esencial conocer dónde invierten y cómo obtienen esa rentabilidad. Igualmente no hay que olvidar que se trata de una inversión a medio/largo plazo con la que obtener una rentabilidad atractiva que compense la que ofrecen los depósitos tradicionales y que está en mínimos.

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