¿Qué pasaría si no se continuara el plan PIVE para la compra de vehículos?
El sector automovilístico español es sin duda uno de los mejores modelos de recuperación económica. Tras unos años muy negativos en ventas, se ha convertido en referente tanto en industria competitiva volcada no sólo en el mercado interno si no también en la exportación, como en la venta de vehículos. El sector comercial, tras ajustar un exceso de concesionarios, está concatenando meses muy positivos. Se beneficia de precios ajustados, mayores facilidades de financiación con respecto a los préstamos bancarios y especialmente incentivos a la venta gracias al Plan PIVE.
Su séptima edición fue aprobada en el Consejo de Ministros con una dotación presupuestaria de 175 millones de euros. Gracias a ello, los conductores podrían seguir solicitando las ayudas de 1.000 o 1.500 euros (las cuales son igualadas por el fabricante) con un éxito asegurado. Según las estimaciones del Gobierno, los fondos del PIVE 7 están agotados en un 75% antes de su inicio, con reservas previas por importe de más de 130 millones de euros. El Plan PIVE mantiene las mismas características y ayudas de la ediciones anteriores del programa, aunque cuenta con algunos cambios. El primero es la obligatoriedad de que el beneficiario de las ayudas tenga la titularidad del coche a “entregar” durante al menos el año anterior a la compra del automóvil nuevo. Con ello elimina la picaresca de comprar un coche de segunda mano de escaso valor para luego beneficiarse de las ayudas. En segundo lugar, que el coche que se sustituya tenga en vigor la ITV.
Los beneficios de continuar con el Plan PIVE 8
La importancia de estos Planes y que la séptima prórroga nazca prácticamente agotada ha llevado a que la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) esté ya trabajando con el Gobierno para la puesta en funcionamiento de la octava edición. Gracias a ello, se espera que se alcancen unas ventas de entre 1,1 y 1,2 millones de unidades.
¿Qué pasaría si no renovara?
Para distintos fabricantes el impacto sobre las ventas sería del 25% y se trasladaría no sólo a vendedores si no también a los fabricantes más allá de las perdidas en ventas nacionales, ya que transmitiría una señal negativa a los grandes fabricantes afincados en España que han realizado importantes inversiones en los últimos años.
Pero no hay que olvidar que más allá de los beneficios económicos a corto plazo por el aumento de las ventas están también los que se logran a largo plazo. A pesar del mayor volumen de ventas seguimos con un mercado de vehículos anticuado, cuyo cambio es necesario para ganar eficiencia en gasto de combustible y nivel de contaminación. Si grandes ciudades como Madrid y Barcelona están poniendo restricciones al uso de vehículos contaminantes en momentos cada vez más frecuentes de mala calidad del aire, es más que positivo que existan incentivos para la sustitución de estos vehículos.