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Ayer comenzó el QE europeo

Ya es sabido que las cifras que ha puesto encima de la mesa el BCE dedicadas a la compra de bonos a partir de ayer son mareantes. En cualquier caso es interesante tratar de realizar una comparativa con lo que han podido ser actuaciones semejantes de otros bancos centrales.

La Reserva Federal en sus “tres entregas” de QE’s ha adquirido un total de 1,935 billones de USD lo que supone el 16% de la deuda vigente soberana del país. En el caso del Reino Unido su programa de compra de bonos implicó una movilización de 375.000 millones de libras esterlinas lo que viene a representar el 27% del total de la deuda pública. Finalmente en el caso del Banco de Japón desde 2009 se han empleado 168 billones de yenes (el 22% de la deuda soberana).

Pues bien la institución monetaria europea se ha comprometido a adquirir 50.000 millones de euros al mes en deuda soberana durante al menos 19 meses (desde marzo de 2015 a septiembre de 2016) lo que implica una cifra total de 950.000 millones de euros. Se calcula que los 10.000 millones hasta completar los 60.000 millones de euros al mes que nos anunció Dragui el pasado mes de enero sean en deuda privada o cédulas hipotecarias, lo que implicará un total (entre deuda pública y privada) de 1,14 billones de euros. Curiosamente la cifra de compra de deuda pública e acerca al nivel porcentual de adquisiciones realizada por la Reserva Federal en términos del total de la deuda vigente (16%).

Sin embargo debemos destacar que el volumen total posible para comprar también se ha comunicado. Incluso el plazo de adquisiciones no se cerrará definitivamente en septiembre de 2016 si no que, en ese momento, se evaluará los logros conseguidos siendo posible una mayor continuidad. En el hipotético caso que se decidiese una extensión de las compras el límite máximo sería el 33% del total de la deuda. Interpretamos que la propia referencia a esa cantidad máxima es una exposición de intenciones de que Draghi podría estar dispuesto a hacer bastante más que lo que han realizado sus homólogos de otros bancos centrales.

El añadido de la medida es que la institución monetaria acabará comprando más bonos que las emisiones netas de los estados. Esta circunstancia está implicando una importante incertidumbre sobre el grado de bajada experimentar la curva de tipos de los distintos bonos europeos. Si el ajuste es significativo podría iniciarse una depreciación del EUR adicional. Nuestra interpretación es que la mayor parte del efecto se ha anticipado y que, de momento no necesariamente e inmediatamente, se producirán nuevos mínimos, aunque la tendencia bajista del UER se mantendrá a medio plazo.

No nos engañemos este es la principal meta de todo el despliegue de medidas del BCE, adulterar el precio de la divisa única, del mismo modo que se ha adulterado el nivel de rentabilidad de la deuda soberana europea. Pero todo ello no tiene el proposito de lograr exportar más mercancías o servicios y mejorar su saldo exterior (la UME es una zona con superávit comercial y por Cuenta Corriente), sino para “exportar” desinflación. Esta estrategia, no obstante, tiene un problema y es que La política cambiaria, a diferencia de la monetaria, es un juego de suma cero. Queda por ver si otras zonas quieren “importar” esta desinflación.

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