Cambio de tablero, más que suficiente fortaleza
Sin sorpresas, con seguridad y con trabajo por delante, así recibimos el viernes en el sector asegurador el proyecto de Ley de Ordenación, Supervisión y Solvencia de las Aseguradoras y Reaseguradoras aprobado por el Consejo de Ministros y que ahora tendrá que pasar por las Cortes. Lo cierto es que, por nuestra propia naturaleza, el sector asegurador ha sido históricamente uno de los más regulados, sin duda, por el gran impacto social de nuestra actividad y peso económico. Gestionamos miles de millones de euros, firmamos contratos a muchos años vista y planificamos las finanzas de millones de personas a muy largo plazo.
Ahora se da un paso más en la adaptación de nuestro modelo al marco Solvencia II, que entrará en vigor el 1 de enero de 2016, cuyo objetivo prioritario es el de aportar al sistema más estabilidad y homogeneidad en toda Europa.
El sector lleva trabajando años en la adaptación del nuevo modelo con el objetivo de hacer una transición sin problemas. Porque Solvencia II conlleva cambio de escenario, en cuanto a exigencias de capital, sofisticación de los reguladores y, sin duda, de los productos. El sector asegurador, financiero, no lo olvidemos, tendrá que ofrecer garantías a más largo plazo, perfeccionar sus productos y luchar por hacerlos más atractivos para los clientes. Con la nueva regulación, las aseguradoras tendremos que fomentar la imaginación sin levantar los pies del suelo y pensando en fomentar productos atractivos hoy y, sobre todo, solventes en el futuro.
Asimismo, tendremos que impulsar el desarrollo de los profesionales con más conocimientos técnicos para implementar el nuevo modelo de una forma robusta, eficaz y coherente en toda la industria europea. Hemos de mejorar áreas de conocimiento como las provisiones técnicas, el capital de solvencia obligatorio, la revisión de los modelos, los informes externos y, por último, la propia dirección de la empresa aseguradora.
Y sabemos, asimismo, que los reguladores están haciendo importantes avances ya no solo en lo que se conoce como mistery shopping –el funcionario que podrá comprobar la calidad de la comercialización de seguros–, sino en elementos de compleja rigurosidad técnica. Las compañías nos mostramos extremadamente confiadas tanto en la calidad del regulador y de todos los equipos que forman parte de la Dirección General de Seguros como de los miles de profesionales del sector asegurador que cada día ofrecen su asesoramiento a nuestros clientes.
En un entorno de complejidad técnica, la preparación y el conocimiento de aquellos que venden a los clientes es fundamental. El control en las prácticas de comercialización de seguros ha sido una de las preocupaciones históricas del sector que tienen reflejo en los planes de formación y en el acompañamiento a la distribución. Una calidad que ha sido avalada por los millones de clientes que confían sus ahorros, su patrimonio e incluso su salud en nosotros.
Precisamente para garantizar nuestra capacidad de hacer frente a estos ingentes compromisos, las aseguradoras trabajamos en reforzar nuestro capital. Coincido con el Ministerio de Economía en que el nuevo modelo no va a implicar nuevos incrementos de capital para el sector asegurador español en su conjunto ya que las entidades contamos con solvencia suficiente. Históricamente hemos utilizado principios de prudencia y ahora recogemos sus frutos.
Porque hemos de recordar que el sector asegurador español tiene muchos motivos por los que sentirse orgulloso: por la forma en la que las compañías y los mediadores hemos comercializado nuestros productos; la rigurosidad técnica; la solvencia financiera, y el control de los reguladores, directivos y empleados que, en el fondo, han permitido que no exista una aseguradora mala. En definitiva, cambia el tablero pero se mantiene la suficiente fortaleza.
Luis Sáez de Jáuregui es director de particulares de AXA España.