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El BCE abre un nuevo frente que será un largo tira y afloja

¿En qué me puede afectar la situación de Grecia?

Situación económica Grecia

Antes de que se abra un proceso de negociación, en muchas ocasiones, el que es o se siente más fuerte busca reafirmar su posición. Esto acaba de ocurrir en el proceso entablado entre Grecia y sus socios de la Unión Europea. Tras unas primeras tomas de contacto informales y cordiales, pero especialmente tras que Grecia tomara medidas contrarias a todo lo acordado hasta ahora en sus planes de austeridad –elevación de gastos, especialmente del salario mínimo-, la UE ha dado un golpe sobre la mesa y antes del primer encuentro con Alemania ha tomado una decisión algo sorprendente.

En Grecia ya se descontaba que sus bancos se quedarían a partir del 28 de febrero sin poder presentar como garantías los bonos de deuda estatal en su haber cuando acudiesen a por dinero al BCE. En ese día Grecia estaría fuera del programa de ayuda europeo y sin margen temporal y también con la poca intención por parte del primer ministro Alexis Tsipras de ampliarlo, se daba como seguro que Grecia dejaría de tener financiación a corto plazo. Pero en lugar de acordarlo en el Consejo del BCE que se celebra este jueves se ha decidido a media noche adelantar la medida al próximo 12 de febrero. La única salida que deja Mario Draghi para financiarse a corto plazo es poder acudir a la línea de liquidez de emergencia, más cara y sujetos a condiciones.

Todo un mensaje de quien tiene ahora mismo la sartén por el mango para negociar. Las cartas están sobre la mesa y podemos encontrarnos con tres escenarios básicos con distintas consecuencias para Grecia y la UE, y por supuesto para España.

Acuerdo sin quita de deuda

Esta es la intención de Alemania y de los principales países de la UE. De hecho si algunos estuvieran dispuestos a aprobar lo contrario (como puede ser Italia o Portugal) tampoco lo expresarían abiertamente. En este tipo de acuerdo se mantendría la deuda pero se flexibilizarían algo más los intereses y plazo de devolución. Si se llegara a este tipo de acuerdo el impacto negativo para la UE y España sería prácticamente nulo o incluso positivo, ya que la UE cerraría una crisis prácticamente sin coste. En el lado contrario, sería muy difícil de vender por parte de Syriza y su ala más dura.

Se ha incluido una variable más, los bonos condicionados al crecimiento económico. Este tercer camino tampoco gusta nada en la UE, ya que podría llevar a que se eternizara la devolución de la cuantiosa deuda que tiene como acreedor principal a la UE.

Acuerdo con quita de deuda

Es lo deseado por Grecia pero no por el resto de la UE. Si se decidiera perdonar parte de la deuda se transmitiría un mensaje negativo al resto de acreedores de deuda en países de la zona euro, que su cobro peligra. Es decir, si tengo el riesgo, dado el precedente griego, de que Italia, Portugal o España pidan en un futuro una quita de su deuda tendré que pedir un interés mucho más elevado que compense esta probabilidad. Con ello subirá la prima de riesgo y financiar la deuda de estos países será mucho más caro y ralentizará el crecimiento, ya que estamos hablando de países también muy endeudados.

España ha entrado en un círculo virtuoso de financiación mucho más barata que junto a otros puntos –crecimiento del consumo, contención salarial por el efecto de la deflación, menor factura de las importaciones por la caída del precio del petróleo, mayor competitividad de las exportaciones por la depreciación del euro frente al dólar…- y ello está llevando a que se estime un crecimiento del PIB de alrededor un 2%, algo que se puede truncar si sube la prima de riesgo.

Sin acuerdo y fuera del euro

Es el más improbable de todos los supuestos ya que ambas partes se verían dañadas y por tanto ninguna lo quiere. Los beneficios que conseguiría Grecia por tener su propia moneda que pudiera devaluar son muy limitados. Podría ser más competitivo pero no es un país exportador si no todo lo contrario y sólo la industria del turismo se vería beneficiada. Por el contrario se multiplicaría la inflación y especialmente sería muy complicado y caro financiarse, tanto empresas como su superendeudado Estado.

Para la Unión Europea y España los efectos serían también muy perjudiciales. Se abriría una crisis de credibilidad en el euro, con efectos en el ya débil crecimiento y obligaría a tomar otras medidas como aumentar el programa de recompra de deuda. Pero más allá de lo económico el euro perdería mucha credibilidad como divisa de referencia con un daño que va mucho más allá del corto plazo.

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