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Columna
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Rusia apuesta por los bancos

El Banco Central de Rusia está más preocupado por el estado de la economía que por el valor del rublo. Ese es el significado de su sorprendente decisión del 30 de enero de recortar su política de tipos de interés principal en dos puntos porcentuales. El Banco Central admite que la decisión tiene como objetivo evitar una “disminución considerable de la actividad económica”. El riesgo es que la vacilación entre la economía y la moneda podría proporcionar a Rusia lo peor de los dos mundos: inflación y recesión.

El rublo había continuado bajando incluso después de que el banco central recortara su tasa al 17% en diciembre. La debacle causada por la caída de los precios del petróleo y las sanciones de Occidente ponen al banco central en una posición poco envidiable. Se ve obligado a luchar contra una crisis cuyas causas no controla con políticas cuyas consecuencias no se pueden predecir. Con los precios del petróleo anclados por debajo de 50 dólares el barril y la renovada actividad militar apoyada por Rusia en el este de Ucrania, no hay razón para el rublo se estabilice a corto plazo.

La última decisión sobre los tipos podría al menos dar al sector bancario un respiro necesario. Los bancos están atrapados entre la espada de los préstamos morosos y la pared de las sanciones, que han restringido su acceso a la financiación en moneda extranjera. Dos terceras partes del plan anticrisis de 34.000 millones de dólares (unos 30.000 millones de euros) anunciado por el gobierno ruso está orientado a apuntalar el sector bancario. Sin embargo, un plan para segregar los activos dudosos en un banco malo parece una ilusión, aunque solo sea porque estos activos son casi imposibles de valorar.

La última decisión sobre los tipos del banco central ruso podría dar al sector financiero un respiro

Mientras Rusia siga estando aislada y dependa del petróleo, su moneda y la economía seguirán cayendo. Su gobierno no puede hacer nada más que cambiar rublos para tapar los últimos agujeros. Con tal aliado en una situación así, el banco central solo puede elegir entre políticas igualmente malas.

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