El creciente problema de Rusia

La agencia americana de calificación financiera Standar and Poor’s ha recortado el rating de las emisiones de deuda rusas hasta el grado especulativo, comúnmente conocido como bono basura. Devuelve la nota de las finanzas rusas a tal nivel tras diez años de catalogarla con grado de inversión, como consecuencia de la fuerte caída de ingresos y del crecimiento económico que conlleva un ajuste en el precio del petróleo de más del 60% desde junio pasado, y que en Rusia tiene una importancia determinante. Si ya en los últimos meses se había producido una salida muy apreciable de capitales de Moscú, se ha vuelto a acelerar, y ha tenido un reflejo directo en la Bolsa, con un fuerte descenso, y en el rublo, que ha marcado un nuevo mínimo frentre al dólar: 68 rublos por billete verde.

A ello hay que añadir la posibilidad de nuevas sanciones económicas occidentales por su intervencionismo acelerado en Ucrania. Las circunstancias económicas han atrapado a Rusia, aunque de algunas de ellas es la primera responsable. Aunque ha perdido cada año influencia en la economía mundial, no hay que desdeñar que sigue teniendo la condición de potencia mitilar, y que no tiene reparo alguno en decretar el impago de su deuda, como ya hizo en el pasado, y cuya réplica ahora también generaría un terremoto financiero.