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Lo que la atmósfera gana tras seis años de crisis

La caída del uso del automóvil contribuyó a la reducción del 1,3% de emisiones en Europa en 2012

En 2008, el comienzo de la crisis se tradujo en la caída de la demanda del transporte, con un efecto directo en la reducción de las emisiones de efecto invernadero. Esa tendencia ha continuado al menos hasta 2012, año en el que este tipo de contaminación en este sector cayó un 3,3%, según los cálculos publicados este mes por la Agencia Europea de Medio Ambiente. En el último año se ha confirmado la reducción de al menos seis tipos de partículas contaminantes. El dato es relevante porque el transporte absorbió en 2012 el 24,3% del total de las emisiones en la Europa de los Veintiocho y es el principal causante de enfermedades respiratorias. La demanda de viajeros cayó cerca de un 1,5% entre 2011 y 2012, y aunque el coche permanece como principal medio de transporte de los Veintiocho, con el 70% de los desplazamientos, fue el que más contribuyó a la bajada de emisiones en 2012, con el 1,3%.

Lo que aún es pronto para saber es si esta menor demanda de transporte es únicamente una consecuencia de la crisis o si los hábitos de movilidad están cambiando, como apunta, por ejemplo, el auge de las plataformas para compartir coche, como la francesa Blablacar.

¿Se está desacoplando el transporte del actual modelo económico? Es la hipótesis que mantiene este organismo en su último estudio sobre tendencias de movilidad en Europa, aunque reconoce que será difícil “mantener estos valores (de menor demanda de medios de transporte) si la economía se recupera en los próximos años. En ese momento, nuevas políticas de mejora serán incluso más importantes que ahora”.

En 2013, las emisiones de CO2 de las nuevas flotas de coches bajaron de 132 gramos por kilómetro a 127 gramos, respectivamente, frente a 2012. Los autos nuevos que se pusieron en el mercado el año pasado ya eran casi un 14% más eficientes que en 2010. En 2013, un vehículo diésel emitía una media de 126,9 gramos de CO2 por kilómetro, solo 1,55 gramos menos que un vehículo de gasolina. Pese a los avances, Europa aún está lejos de los 95 gramos de CO2 por kilómetro fijado como objetivo para el año 2020.

Mientras los coches convencionales de gasolina y diésel reducen las emisiones que exhalan sus motores, los vehículos eléctricos aún son simbólicos si se mira el conjunto del Viejo Continente. Los eléctricos puros solo representan el 0,04% de la flota europea, y las nuevas matriculaciones apenas el 0,20%, según los últimos datos que aporta este organismo con sede en Copenhague. Francia y Alemania tiran del mercado de los eléctricos, con más de 8.900 y 6.000 turismos vendidos en 2013, respectivamente. Ambos países registraron el mayor alza de estos vehículos desde 2010.

En cuanto a los híbridos enchufables, en 2013 se vendieron 31.000 de estos turismos. En total, los eléctricos puros y los híbridos solo representan por el momento el 0,5% de las nuevas matriculaciones.

En esta tendencia de bajada generalizada en la demanda de medios de transporte, llama la atención el caso del avión. Con una caída del 10% en 2011, el sector se estabilizó en 2012, aunque mantuvo una cuota del 9%, la misma que antes de la crisis. Por su parte, el tren registró una demanda del 7%.

También el consumo de energía para desplazarse ha caído. Entre 2007 y 2012, la demanda de combustibles fósiles para el transporte se contrajo un 9,1%, un fuerte cambio respecto al periodo entre 1990 y 2007, cuando tuvo un alza del 37%. “Las mejoras en eficiencia energética y el inicio de la crisis han invertido la tendencia”, puntualiza la Agencia Europea de Medio Ambiente. Utilizando como referencia las ventas actuales de combustible (diésel, gasolina, gas, biocarburantes), este organismo calcula que la demanda de energía siguió cayendo un 1,2% en 2013 respecto al año anterior.

La carretera es el segmento que más energía consumió en Europa en 2012, con el 73% de la demanda, pese a los avances en eficiencia energética.

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