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Boeing y Solar Impulse 2 no usan hidrocarburos convencionales

Los aviones optan por energía solar y combustible ‘verde’

Bertrand Piccard, promotor y presidente de Solar Impulse 2.
Bertrand Piccard, promotor y presidente de Solar Impulse 2. Efe

El sector de la aeronáutica parece estar empezando a buscar fórmulas para reducir su dependencia de los hidrocarburos convencionales. Boeing anunció ayer miércoles que ha llevado a cabo el primer vuelo del mundo con el llamado diésel verde, un biocombustible sostenible que es utilizado frecuentemente en el transporte terrestre. La compañía aérea ha realizado esta semana un vuelo con su avión de pruebas 787 ecoDemonstrator, a través de una combinación consistente en un 15% de diésel verde y un 85% de combustible de aviación con base de petróleo en el motor izquierdo.

Este carburante verde se fabrica a partir de grasas vegetales, aceite de cocina usado y residuos de grasa animal. Los investigadores de Boeing habían demostrado que el diésel verde, que se utiliza en el transporte terrestre, es similar en su composición química al biocombustible de aviación denominado HEFA, aprobado en 2011. Este combustible sostenible es un producto diferente y con una composición química distinta al biodiésel, también usado en los medios de transporte por tierra.

“El diésel verde constituye una excelente oportunidad para que nuestros clientes tengan un acceso más fácil y un precio más asequible al biocombustible sostenible para aviación”, explicó la directora general de Estrategia e Integración Medioambientales de Boeing.

Según la aerolínea, el diésel verde podría cubrir hasta el 1% de la demanda mundial de carburante para reactores “en muy poco tiempo”, gracias a la capacidad de producción de 3.000 millones de litros entre EE UU, Europa y Asia.

Por otra parte, Solar Impulse 2 fue presentado también ayer en Madrid. Este avión deberá volar sin combustible, con un solo piloto, durante cinco días y cinco noches consecutivos sobre los océanos de un continente a otro. El promotor, presidente, y piloto de este avión solar, Bertrand Piccard, y el presidente ejecutivo de Schindler para el sur de Europa, Carlos Guembe, explicaron que el reto es lograr algo que ningún otro avión ha conseguido antes.

Para este proyecto, se han realizado durante 12 años pruebas, cálculos, simulaciones y construcciones de cara al lanzamiento “del avión más revolucionario del momento”.

Solar Impulse 2 es una aeronave monoplaza con una envergadura de 72 metros y un peso de 2.300 kilogramos, características que le permiten un rendimiento aerodinámico y una eficiencia energética mayor que cualquiera existente. Su cabina tiene un volumen de 3,8 metros cúbicos y ha sido diseñada para que el piloto pueda pasar en ella una semana.

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