La “frágil” recuperación del ladrillo rebaja su rentabilidad
La recuperación del mercado inmobiliaria es una realidad, pero la tendencia es frágil, alejada de las revalorizaciones exponenciales de los años previos a la crisis y de los posibles pelotazos que atrajeron la atención de los grandes inversores internacionales el año pasado, limitándose más bien a cotas del 2% o 3%.
Así lo advierten algunos de los principales agentes del mercado inmobiliario español, reunidos este miércoles por la escuela de negocios Esade y el Georgetown Club of Spain en un foro sobre las oportunidades del mercado inmobiliario.
Así, el director de inversiones inmobiliarias de Banco Sabadell, Joan Bertran, detalla que el mercado se está estabilizando en el entorno de las 300.000 transacciones anuales, cifra que podría consolidarse en los próximos ejercicios, incluyendo 50.000 o 60.000 operaciones de vivienda nueva.
En base a estas cifras, valora Bertrán, el negocio de la financiación bancaria a promotores inmobiliarios, que en líneas generales sigue reduciéndose pero comienza a repuntar para operaciones concretas, se limita al entorno de 5.000 a 5.600 millones de euros.
Una cifra modesta, en un océano de nueva financiación de 150.000 millones entre enero y julio, según los datos del Banco de España, pero que da idea del nuevo peso que va a tener la promoción inmobiliaria en la economía a medio plazo.
“Es el mejor momento”, ha aseverado, no obstante Bertán, asumiendo que los proyectos que llegan ahora a los bancos son rentables, y que “los precios de ahora no los tendremos en los próximos años”. “Yo lo financiaría todo”, ha bromeado, matizando que evidentemente hay que controlar cada proyecto que se apoya y que las rentabilidades se limitan al 2% o 3%.
En esta línea, el responsable comercial del grupo ING, William Connelly, ha aportado la visión que hay del mercado español entre los inversores internacionales, sosteniendo que el momento de las operaciones de alta rentabilidad que pudieron entreverse en 2013 ya ha pasado.
“Hasta 2013 era un mercado totalmente muerto, no había actividad, había incertidumbre sobre el euro, y sobre España, con el sector inmobiliario particularmente afectado”, ha desarrollado, exponiendo que las cosas cambiaron en verano del año pasado.
La creación de Sareb, las provisiones de la banca y la percepción de que los precios tocaban suelo atrajo a muchos fondos “distress”, también denominados buitre, e incluso algunos buscando negocios core, algo más tarde, con especial atención a oficinas y centros comerciales.
Para los fondos distress, que buscan una alta y rápida rentabilidad por sus inversiones, advierte Connelly, “cada vez es más complicado” conseguir la rentabilidad que buscaban y prometieron a sus inversores.
“Es un mercado desequilibrado”, detalla, donde hay mucho interés por los activos situados en las zonas ‘prime’, como Madrid, Barcelona o ciertos lugares costeros, si bien el movimiento es nulo en el resto.
“Por tanto, sí hay mejora, pero es muy frágil”, ha resumido Connelly, destacando además que Europa occidental sigue en recesión, en un entorno en que demasiados inversores buscan los mismos activos, pero donde “va demasiado rápido la bajada” de rentabilidades.