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I speak according to the book.

“Nixon en China” sólo tiene tres cosas malas: una, el libreto, dos, la música, tres, la dirección.Todo lo demás está perfecto.

Marvin Kitman (1) el día del estreno de la obra en 1987

Nixon in China es una ópera en tres actos del compositor estadounidense John Adams y libreto de la entonces poeta (y actualmente pastora anglicana) Alice Goodman. La ópera, la primera de Adams, fue un encargo de Grand Opera de Houston y se estrenó el 22 de octubre de 1987, en una producción dirigida escénicamente por el británico Peter Sellars, mientras que la dirección musical corrió a cargo del americano John DeMain (1).

El libreto de Goodman se basa en la visita de Nixon a China en 1972. Aunque a veces la obra se encuadra dentro del movimiento musical "minimalista" (2), de hecho es uno de los trabajos que mejor representan esta corriente musical, la partitura muestra una variedad de estilos musicales. John Adams, se aparta ligeramente del primer minimalismo (Steve Reich y Philips Glass ente otros) y mezcla pasajes ligados al neoclasicismo del siglo XX (Igor Stravinski), referencias de jazz, etc.,… que tienen una función dramática clave: recuerdan la juventud de Nixon en los treinta. La combinación de estos elementos varía frecuentemente, para reflejar cambios en la acción escénica.

Nixon en China no es una tragedia. En ella no hay amores truncados, muertes incomprensibles, damas que salvar, venganzas que cumplir, ni reinos que asaltar, solo incomprensión, y mucha, provocada por las diferencias ideológicas existentes entre sus protagonistas. La obra es un encuentro entre lo viejo y lo nuevo y la falta de entendimiento que ello siempre conlleva.

Para empezar, en la obra Kissinger aparece como un malvado absoluto (3). Se concentran en él todos los pecados de la política exterior americana y de la presidencia de Nixon (4). Por el contrario Pat Nixon es toda bondad. Su figura encarna las virtudes americanas del idealismo y de la compasión. En medio de ambos Nixon parece no tener claro por quien decantarse. Nixon, nervioso y feliz por protagonizar un acontecimiento histórico, desde el mismísimo primer acto, es incapaz de comprender a su interlocutor, un cansadísimo Mao Tse-Tung (5).

La esposa de Mao Tse-Tung, que protagoniza la escena más política de toda la obra, representa el espíritu revolucionario y lo más obtuso del régimen que agoniza. Al margen de toda realidad, expone el libro (el libro Rojo de Mao) y sus enseñanzas como el camino a seguir. Mientras se jacta de que tanto éste como ella misma han sido un apoyo a los más débiles, para luego abusar de lo único que para éstos tiene valor: su dignidad y su vida.

El progreso entendido como odio. El fracaso vestido de éxito, por las palabras.

La escena del segundo acto del ballet revolucionario “El batallón femenino rojo” y su ambivalencia entre la realidad teatral y el mundo real muestra a las claras que entre los que ellos ven y la mentira había muy poco distancia. La música del ballet, al más puro estilo de Hollywood, crea un efecto Kitsch que hace que todo suene a viejo. No es de extrañar que la esposa de Mao Tse-Tung sea retratada musicalmente como una vieja diva de ópera occidental, llegando a dar en su aria principal (“I am the wife of Mao Tse-tung”) cuatro Re sobreagudos cuando la tesitura de todos los demás personajes es muy centrada.

En el último acto, los frenéticos acontecimientos que transcurren en los dos anteriores da paso a la melancolía y se vuelve más introspectivo. Nixon y Mao Tse-Tung no se preguntan por el significado histórico de la visita solo si han cumplido sus sueños de juventud. El Presidente chino deseaba realizar un gran revolución asiática y el norteamericano ser propietario de un local de hamburguesas. La música se vuelve conmovedora. Solo eso es lo único que nos queda cuando se apagan las luces. Nuestros sueños de niñez.

La historia real

Richard Nixon, vicepresidente de Eisenhower y candidato presidencial cuya candidatura fracasó en 1960, llega a la presidencia de los Estados Unidos en 1968 con fama de anticomunista y con una evidente hostilidad hacia China. Pero Nixon compartía la idea de los altos funcionarios del Departamento de Estado de que China quizás ayudaría a Estados Unidos a terminar la guerra en Vietnam y a contrarrestar el creciente poderío soviético.

Contra todo pronóstico, en su discurso sobre el estado de la unión en febrero de 1971, Nixon habló acerca de la necesidad de establecer un diálogo con China. En julio de ese mismo año, Kissinger había regresó de una misión secreta a China de la que saldría la invitación a Nixon, en calidad de presidente de Estados Unidos, para visitar China. Nixon aceptó.

En febrero de 1972, Nixon viajó a China, donde se entrevistó personalmente con Mao Zedong. Un mundo atónito vio a Nixon, a través de la televisión, aplaudir efusivamente en un ballet chino repleto de propaganda comunista. Un Nixon nuevo y una nueva China.

Los papeles se intercambian.

Algo más de 42 años después, el presidente Obama, vestido con una chaqueta de Mao, visita Beijing. El motivo es la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Siguen sin entenderse. Pero esta vez, la impresión general es la de que el presidente Xi Jinping estaba dando pie al "sueño chino" de ser el gran relevo a una superpotencia con claras muestras de decadencia.

Si la visita de 1972 tenía como incentivo la ayuda China a contrarrestar el creciente poderío soviético. Esta visita se enmarca en una estrategia china de apoyo a Rusia en sus reivindicaciones de un nuevo orden, lo que viene a significar una “desamericanicación” del mundo (6). China viene impulsando instituciones económicas y de seguridad que pasan por alto el orden establecido por Estados Unidos desde la segunda guerra mundial desafiando una cosmovisión mundial estadounidense.

Washington creía que después de décadas de exposición al sueño americano, China sucumbiría a sus valores, incluidos la libertad de expresión y la democracia. El sistema político sigue siendo tan comunista como el que dejó su antecesor a las puertas del avión hace más de cuatro décadas. Sin embargo el sistema económico está más cerca del capitalismo de lo que los americanos son capaces de reconocer en el suyo.

“I am the wife of Milton Alan Bernanke”

Como una histérica Hung Chiang Ch’ing, la presidenta de la Reserva Federal Janet Yellen se empeña en enseñarnos sus libros de la ortodoxia monetarista como su guía para sacar a Occidente y al mundo del marasmo que la institución que preside nos metió.

Tras casi 7 años de crisis los bancos centrales se han convertido en un “politburó” al que se confía el salvamento de la situación dotándole del poder para decidirlo todo en el sistema económico.

Lo primero de todo, los precios. De decidir cuál es el tipo de interés a muy corto plazo (apenas unos días), han pasado a establecer todo al curva hasta un año (ante la caída del mercado y la desconfianza de los bancos para hacerla entre ellos mismos) luego el de los tipos a largo (pasando por alto que hecho de que el riesgo de impago soberano, no ha hecho más que subir y no hay compradores reales). Luego el precio del oro, más tarde el precio del yen, del dólar y últimamente el del euro. A los bancos centrales solo les queda por decidir el precio del pollo y los huevos. Con ello solo solucionan problemas de corto y empeorando los de largo.

Todo eso está escrito en el libro Rojo del trio Friedman, Greenspan, Bernanke. Su fin es muy loable: crear empleo y crecimiento. Pero, como le pasaba a Hung Chiang Ch’ing con su libro, a pesar de sus nobles propósitos, eran los desfavorecidos los que menos se beneficiaban de los dictados de la ortodoxia (8).

Toneladas de papel en forma de billetes, certificados de materias primas (que solo son papel), derivados financieros (que no son más que papel) todo ello denominado en USD, se amontonan y son el instrumento de elaboración de la nueva realidad económica hasta que descubramos que son solo eso: papel. Mondo y lirondo.

Las autoridades chinas deben estar viendo a Yellen de la misma forma que Patt Nixon observaba a Hung Chiang Ch’ing, cuando en la actualidad la Reserva Federal se presenta ante ellas para decirles cómo hacer las cosas.

El progreso entendido como rechazo a otras opciones. El fracaso vestido de éxito por el dictado del papel.

La burocracia estatalizante es un síntoma claro de caída de las grandes estructuras. La URSS lo fue y, en parte, China también. ¿Podrá EE.UU. aceptar esto? ¿Podrá reconfigurar su identidad y sentimiento de superioridad?

NOTAS:

  1. Marvin Kitman es un crítico televisivo, humorista y columnista del Newsday. Fue finalista del Premio Pulitzer (sección de critica) en 1982.
  2. El estreno europeo tuvo lugar, con la presencia del compositor norteamericano John Adams y de la autora del libreto, la poetisa Alice Goodman, en el Muziektheater de Amsterdam en 2 de junio de 1988. La dirección musical corrió a cargo del holandés Edo de Waart, acompañado por la Nederlands Operakoor y la Holland Festival Orkest.
  3. La música minimalista es un género originario de Estados Unidos que comenzó en los años sesenta de pasado siglo basado en la repetición constante de células armónicas y rítmicas (frases musicales en pequeñas unidades como figuras, motivos o acordes) con lentas y casi imperceptibles transformaciones para acabar siendo completamente diferentes de la célula original. Cuatro compositores lograron relevancia La Monte Young, Terry Riley pero sobretodo Steve Reichy Philip Glass. En Europa sus mayores exponentes son, entre otros, Michael Nyman (autor de la música de la película “El piano”), Wim Mertens, John Tavener y Ludovico Einaudi. Henryk Górecki y Arvo Pärt son representantes, a su vez, del llamado “minimalismo sacro” ya que su trabajo reflejan sus profundas creencias religiosas.
  4. Kissinger queda en la obra como un golfo e incluso le vemos seducir a una china comunista y subir al avión de vuelta con la bragueta literalmente en la mano.
  5. Nixon tuvo que dimitir acorralado por el caso Watergate, apenas dos años después.
  6. Las tres intérpretes chinas del líder se encargan de remarcar esta parábola sobre las diferencias que separan ambas naciones, al repetir al unísono y de forma frenética las palabras de Mao.
  7. Discurso de Putin en la “Valdai International Discussion Clubs’ XI sesión” en Sochi el 24 de octubre de 2014. http://eng.kremlin.ru/news/23137
  8. El resultado de las recientes elecciones en los EEUU muestran que la aparente buena marcha de la economía no ha llegado a la población ya que son meramente pirotecnia estadística

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