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Columna
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El reto de Siemens

Joe Kaeser cuenta con 15.000 millones de euros para jugar. Esa es la suma potencial a la capitalización de mercado de Siemens que el consejero delegado podría reclamar como crédito por la mejora del gigante industrial alemán. Los resultados del conjunto del año muestran que Kaeser, en el cargo desde agosto de 2013, todavía no ha abordado los desafíos más grandes.

Hay buenas noticias. Siemens alcanzó el punto medio del recortado objetivo de beneficios del grupo de 9.500 a 10.500 millones de euros en 2014. Un sacrificio en la gestión interna reducirá los costes anuales en 1.000 de euros. Disociar las unidades periféricas, como electrodomésticos, audífonos y asistencia sanitaria reducirá la complejidad y proporcionará más de 6.000 millones de euros de efectivo.

Es demasiado pronto para saber cómo de bien se invertirá el dinero. La decisión de no ir a por todas para ganar la guerra de ofertas por la división energética de Alstom mostró concentración y prudencia, pero el alto precio pagado por Dresser-Rand, un fabricante de equipos de petróleo de Estados Unidos, es un incómodo recuerdo de la tradición de Siemens de gastos excesivos en adquisiciones.

Las operaciones existentes ofrecen grandes retos. La unidad de generación de energía, que representa el 31% del beneficio total, sufre la caída de la demanda de plantas de energía fósil. La división ferroviaria es demasiado pequeña como para competir a nivel mundial en una industria en consolidación. La mala gestión de grandes proyectos sigue siendo un problema.

Todo esto ayuda a explicar por qué la tasa de crecimiento de los ingresos de Siemens ha sido 6 puntos porcentuales inferior a la de los principales competidores, General Electric y ABB.

Este año, Siemens ha dado a los inversores una recompra de acciones de 4.000 millones de euros y un aumento del dividendo del 10%, pero las acciones han lastrado el sector europeo de los productos industriales. Kaeser tiene un muy largo camino por recorrer.

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