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Reino Unido amortiza deuda perpetua

Bonos que pagan un 400% para financiar la guerra

Campaña publicitaria de los bonosbirtánicos  para financiar la Gran Guerra en 1917.
Campaña publicitaria de los bonosbirtánicos para financiar la Gran Guerra en 1917. Gobierno de Reino Unido

La Gran Guerra estalló en noviembre 1914 y, en su centenario, Reino Unido se propone amortizar una parte de la deuda que lanzó entonces para financiar la lucha contra la Alemania nazi. En febrero retirará del mercado parte de los bonos que vendió para comprar material bélico y para canjear la deuda que se emitió en los siglos XVIII y XIX con motivo de la de la burbuja de la Compañía de los Mares del Sur (South Sea Bubble crisis), las guerras Napoleónica y de Crimea y la Hambruna Irlandesa de la Patata, según explica The Guardian.

Los bonos para conseguir dinero contante y sonante para afrontar la Primera Guerra Mundial en Reino Unido se emitieron en 1917, tres años después del comienzo del conflicto, para poder hacerse cargo del creciente gasto que estaba provocando la batalla, que se extendería hasta junio de 1919.

Los bonos británicos se vendieron a inversores privados con el siguiente reclamo: “Si no puedes combatir, puedes ayudar a tu país invirtiendo en bonos al 5%... A diferencia de los soldados, los inversores no corren riesgos”.

La campaña para captar este dinero estuvo liderada por Lloyds George, ministro de Hacienda en el arranque de la Primera Guerra Mundial y que después pasó a ser ministro de Armamento en 1915 y de la Guerra en 1916. En 1917, presidió el Ejecutivo liberal que continúa luchando contra la voracidad expansionista de la Alemania nazi.

La deuda total vinculada a la Gran Guerra que todavía forma parte del pasivo de Reino Unido ronda los 2.000 millones de libras (unos 2.500 millones de euros según el cambio actual).

Los bonos fueron emitidos sin fecha de vencimiento, como una especie de participaciones preferentes, similares a las emitidas por los bancos y cajas de ahorros españoles en 2009, pero en este caso, estatales. El objetivo ahora es amortizar una deuda que paga un interés muy por encima de la del mercado. Y eso que ya no abonan el 5%, sino el 4% debido a la reestructuración ejecutada en 1927 por Winston Churchill. Con todo, la oficina de gestión de la deuda del país estima que desde ese año se han pagado más de 1.260 millones de libras (unos 2.100 millones de euros) en intereses por esa deuda.

Multiplicar por 46

La rentabilidad obtenida por alguien que comprara los bonos de la Guerra de 1917 ha sido de cerca del 400%: exactamente, del 392%. Y si se calcula el interés compuesto –el ahorrador que hubiera reinvertido su dinero los intereses en esos mismos bonos (que cotizaban en el mercado secundario) o en un activo con una rentabilidad similar– ha multiplicado por 46 su inversión inicial. Es decir, 1.000 libras se han convertido en la actualidad en unas 46.000. Eso sí, para calcular la realidad de esta espectacular rentabilidad habría que tener en cuenta la inflación de todos estos años. ¿Son preferibles 1.000 libras de 1917 o 46.000 de ahora?

La mayor parte de la deuda más antigua, que se remonta a los siglos XVIII y XIX está en manos unos 11.200 inversores en total de los cuales 7.700 tienen un importe de menos de 1.000 libras invertidas. En resumen, el 92% de los tenedores de este tipo de renta fija mantiene una inversión inferior a los 10.000 libras.

Pero existe mucho más dinero en circulación de todos los bonos emitidos para financiar las guerras, producto de nuevas emisiones y de canjes de los ya existentes. Y la gestora británica Threadneedle es dueña de una parte de los cerca de 2.000 millones de libras en circulación y unos 125.000 son dueños indirectos de esos títulos, al ser partícipes de los fondos de la gestora.

George Osborne, el ministro de Hacienda e amortizará en febrero de 2015 218 millones de libras de estos bonos. “El hecho de que no tengamos que pagar las altas tasas de interés en estas emisiones supone un gran ahorro para los contribuyentes […]" La deuda británica a 10 años paga considerablemente menos que el 4% (un 2,3%), de ahí que Osborne hable del ahorro futuro.

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