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Editorial

Liberalizar, privatizar y crear empresa

El Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC), que bajo la presidencia de César Alierta agrupa a las grandes empresas, cree posible que la economía española genere 2,3 millones de empleos en los próximos cuatro años, lo que supondría llevar la tasa de desempleo al 11% si a ello se suma una afloración de 800.000 empleos ahora sumergidos. Para ello enumeran una serie de intensas reformas, pero en muchos casos proponen que únicamente se aceleren algunas de las que se han hecho. Alcanzar los guarismos citados supondría para la economía un saldo cuantitativo y cualitativo muy notable, pues colocaría el 2018 los valores de la producción en récord y devolvería los niveles de empleo a las cifras anteriores a la crisis, con más de veinte millones de ocupados.

Para ello estiman que hay que intensificar el control de las finanzas públicas, con reducciones estructurales del gasto de unos 30.000 millones de euros, para cerrar definitivamente el flanco financiero y devolver la deuda pública a los niveles del 90% del PIB como máximo, y añadir un control estricto de las obligaciones fiscales, que proporcionaría más ingresos públicos, así como un intenso programa de privatizaciones (Aena, Correos, Loterías, etc.) para reducir en 35.000 millones de euros la deuda pública.

Pero las reformas cualitativas importantes que considera el CEC para incrementar el crecimiento potencial se centran en una mejora de la educación que busque la excelencia y la meritocracia; un aumento radical del tamaño de las empresas y su actividad internacional, además de incrementar el número de empresas independientemente de su tamaño, porque ellas son, y no los decretos, las que crean empleo; una digitalización general de la economía, pero especialmente de los procesos industriales y comerciales; una política energética sostenible; y mantener viva la inversión en infraestructuras para dar cobertura a la actividad.

Buena parte de estas propuestas, casi todas, precisan de impulsos reformistas normativos. Pero una porción importante de su ejecución solo es posible con un compromiso de cogestión y cofinanciación por parte de la propia estructura empresarial. Aflorar empleo sumergido puede estar en manos de la inspección activa, como la privatización o la liberalización de mercados o la reducción del gasto público para alejar de toda duda la vulnerabilidad española a los shock financieros. Pero proporcionar dimensión a las empresas y ganar espacio en el exterior depende en parte de las propias empresas, como depende de ellas contribuir a la financiación de determinadas infraestructuras o la digitalización de los procesos industriales y comerciales. Estas propuestas corporativas son siempre bienvenidas, y van en la línea correcta. Por ello, deben tener continuidad en un contacto inmediato con las autoridades y en una agitación permanente del debate, para su rápida aplicación.

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