Una apuesta de presente y de futuro
Los Premios CincoDías a la Innovación Empresarial reconocieron ayer a tres empresas –Novartis, Cosentino y Aquilón– como ejemplos a seguir en esta materia en cada una de las tres categorías que premian los galardones: responsabilidad social corporativa, nuevas tecnologías y acción empresarial ligada a la universidad. El millar de candidaturas de todos los sectores empresariales que ya han optado a los premios en sus siete ediciones reflejan el saludable interés creciente de España por la innovación. Prueba de ello son los datos que reveló en el acto de entrega la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela, sobre Horizonte 2020, el Programa Marco de Investigación e Innovación de la UE, cuyo objetivo es financiar proyectos en este ámbito. Vela anunció que las empresas, organismos y universidades españoles han sido los que más propuestas han presentado a Horizonte 2020, tras Alemania. Pero España es también el tercer país que más proyectos ha conseguido financiar, después de Alemania y Reino Unido: un total de 761, que suman 264 millones de euros.
Los datos de la financiación europea para I+D+i constituyen, sin duda, una buena noticia, pero son solo una parte del enorme reto que tiene nuestro país en esta materia. Como recordó la propia secretaria de Estado, existen tres grandes capítulos en los que hay que trabajar para que España pueda competir en un campo cuyo valor estratégico es fundamental. El primero de ellos es una vieja asignatura pendiente de la empresa española: lograr una mayor implicación en la I+D+i, tanto en materia de financiación como de ejecución. Pese a la importancia de la aportación del sector público, el gran protagonista –y el gran beneficiado– de la innovación es el tejido empresarial. Precisamente por ello, el sector privado debe asumir que es el canal natural para hacer fluir el proceso de investigación e innovación desde su origen hasta su aplicación a la actividad productiva. El segundo capítulo consiste en apostar por una financiación pública que crezca y se concentre especialmente en los proyectos a largo plazo, un tipo de investigación que por su alta inversión no está al alcance de todas las empresas.
A ello hay que sumar un importante tercer capítulo: avanzar en la flexibilidad administrativa, de forma que no se convierta en una barrera que dificulte, en lugar de impulsar, la puesta en marcha de este tipo de proyectos. El Gobierno ha incluido una mejora de los incentivos fiscales a la I+D+i en la reforma tributaria que tramita en estos momentos el Senado. Se trata de un respaldo necesario para una actividad que resulta fundamental no solo para mejorar la competitividad de nuestras empresas, sino para transformar la economía española y prepararla para el futuro.