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Columna
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Golpe de realidad

Las valoraciones estratosféricas no son rival para el sobrio blanco y negro de los beneficios trimestrales. Los inversores hicieron desaparecer más del 10% del valor de Twitter en las primeras operaciones del martes a pesar de un informe del tercer trimestre publicado el lunes que mostraba que las ventas se han duplicado con respecto al año anterior. La culpa es de la valoración exagerada de la compañía. Twitter cotiza a más de 100 veces sus propias previsiones de beneficios sin tener en cuenta los estándares de contabilidad generalmente aceptados (GAAP, por sus siglas en inglés). Otras empresas estadounidenses han sufrido una revisión de realidad similar.

Seis empresas del S & P 500 con un valor PER superior a 35 han informado hasta la fecha de sus ganancias trimestrales, según datos de Thomson Reuters. Cinco de ellas –Amazon, Netflix, Under Armour, Adobe y Chipotle Mexican Grill– vieron los precios de sus acciones caer fuertemente tras anunciar sus resultados. Solo los títulos de Hudson City Bancorp subieron un 1,8%. De media, estas empresas perdieron un 6% de su valor.

La estrategia momentum a menudo funciona –los precios de las acciones tienden a seguir moviéndose en la misma dirección–. Una explicación es que la comprensión llega poco a poco a los inversores. Puede que hagan falta varios trimestres o incluso años, para entender las perspectivas de futuro de una empresa que está creando un nuevo mercado o revolucionando uno ya existente. Otra posible razón es que los propios inversores creen el impulso persiguiendo a los ganadores o vendiendo a los perdedores.

Sin embargo, basarse en este efecto puede ser peligroso. El optimismo construido en un PER tan elevado como los de Twitter, Netflix o Amazon es difícil de mantener a la vista de números que cuentan una historia diferente. La caída del 20% en las acciones de Netflix después de que la compañía informara de sus cuentas trimestrales y el 8% de bajada de Amazon muestran los daños de unas expectativas incluso algo templadas.

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