Heno de Pravia, un pedazo de Asturias en cada hogar
Su nueva gama de perfumes rinde homenaje al primero que se comercializó, en 1905 Pese al paso de los años, los productos mantienen un aspecto similar al de sus inicios
Su propio nombre lo indica: fue creado con la intención de llevar el aroma y la frescura de los campos de heno de los montes de Pravia, en Asturias, hasta los rincones más íntimos de cada hogar. Heno de Pravia lleva más de un siglo formando parte de la higiene diaria de los españoles. Sus pastillas de jabón ya las usaban nuestras abuelas de pequeñas y continúan en las tiendas para que ahora sean los más pequeños quienes las usen. Ya sea en forma de pastilla, perfume o gel líquido para ducha, el olor de Heno de Pravia sigue recordándonos a la infancia y a la naturaleza.
El propio origen de este jabón está íntimamente ligado a su aroma. Cuentan desde la compañía que todo se debe a la casualidad. Salvador Echeandía Gal, cofundador de Perfumería Gal, realizaba un viaje por Asturias en 1903 cuando, al pasar por la pequeña villa de Pravia, quedó muy impactado por el aroma que desprendía el heno recién cortado. Se lo comunicó a su socio, el también guipuzcoano (ambos eran de Irún) Lesmes Sainz de Vicuña Arrascaeta: estaba decidido a crear un perfume con aquel olor.
Por aquel entonces, Perfumería Gal era un negocio en plena efervescencia. Ese mismo año había iniciado su expansión internacional, abriendo delegación en París, y ultimaba el desembarco en Londres, Estados Unidos, Argentina y México. Su producto estrella era Petróleo Gal, una loción para el cabello.
Cronología
1903. Salvador Echeandía Gal, cofundador de Perfumería Gal, queda fascinado durante un viaje por Asturias por el olor del heno recién cortado de la localidad de Pravia. Resuelve desarrollar una fragancia que recoja ese aroma y no para hasta dar con la fórmula.
1905. Nace la fragancia Heno de Pravia, un agua de colonia fresca que daría pie al desarrollo de más productos.
1911. Perfumería Gal registra como marca la pastilla de jabón para tocador de Heno de Pravia, que ya llevaba un año en circulación.
1916. La actriz María Ladrón de Guevara declara en la portada de una revista: “Me lavo con jabón Heno de Pravia porque es el más beneficioso para el cutis y el mejor perfumado”. Se inauguraba así una fructífera relación con los medios de comunicación.
1925. Perfumería Gal se convierte en proveedor de la familia real española.
1950. Durante la década de los años cincuenta, Heno de Pravia inunda con sus canciones publicitarias y sus cuñas las ondas radiofónicas de España.
1960. Se inaugura la fábrica de Alcalá de Henares
1970. Los años setenta simbolizan el desembarco de la marca en la publicidad televisiva.
2004. Perfumería Gal (y todas sus marcas, entre ellas Heno de Pravia) es absorbida por el grupo Puig.
Echeandía perseveró y no paró hasta tener listo, en 1905, un jabón con aroma del heno recién cortado que tanto le había impactado en Pravia. Se presentaba en forma de una pastilla de color verde, del mismo color del heno fresco, y envuelta en papel amarillo, aspecto que recuerda a la gramínea cuando está seca. La acogida del producto fue buena. Tanto, que se convirtió desde entonces en la enseña de la empresa.
Un visionario de la publicidad
El gran éxito que cosechó Heno de Pravia desde principios del siglo pasado se suele achacar a dos aspectos. Por un lado, a la buena calidad del producto, elaborado con ingredientes de primera calidad y atendiendo al detalle todas las fases del proceso de fabricación. Y, por otra parte, a su innovadora estrategia de comunicación.
Este último elemento tiene mucho que ver con la trayectoria del propio Salvador Echeandía Gal. Nacido en 1867 en una familia acomodada, Echeandía tuvo una educación poco común para la época. Estudió comercio en Zúrich y, durante su juventud, viajó por toda Europa, principalmente por Alemania, empapándose de las técnicas de mercadotecnia que empezaban a florecer en el mundo moderno pero que no habían llegado todavía a España.
Así, Perfumería Gal fue la primera empresa española en crear un departamento de publicidad. Se preocupó de contratar a los mejores publicistas e ilustradores de principios de siglo, como A. Ehrmann, responsable de los dibujos de sus primeras comunicaciones de la década de 1910, Alphonse Mucha, Federico Ribas o Pedro Prat Caballí. Sus elegantes carteles, destinados al público más pudiente, son considerados hoy auténticas obras de arte cercanas al art déco.
Tampoco dudó en hacerse con los servicios de las actrices más cotizadas de la época, como Margarita Xirgu, María Guerrero o María Ladrón de Guevara. Esta última declaraba en una portada de junio de 1916 de la revista Nuevo Mundo: “Me lavo con jabón Heno de Pravia porque es el más beneficioso para el cutis y el más perfumado”.
En los años cincuenta, la compañía empezaría a contratar sus primeras cuñas de radio, con músicas y canciones publicitarias pegadizas. A partir de los setenta le tocaría a la televisión, a la vez que ampliarían la gama de productos: Heno de Pravia pasaba a tener también colonia fresca, familiar y unisex.
La esencia de la marca sigue ejerciendo una poderosa fuerza de atracción en pleno siglo XXI. Los valores de la creatividad y naturalidad se presentan al consumidor con la misma fuerza que cuando nació el producto. Heno de Pravia continúa perfumando los hogares 110 años después de su nacimiento.
Una organización moderna a principios del siglo XX
El espíritu cosmopolita de Echeandía marcó desde el principio a su empresa, Perfumería Gal, y al que se convertiría en su producto estrella, Heno de Pravia. Su apertura de miras no solo se tradujo en una apuesta sin precedentes en el país por la publicidad, sino que también afectó a la estructura interna de su propia organización. Echeandía implantó en sus compañías (tuvo otro negocio, Porcelanas Bidasoa, que fundó en 1930) la jornada de ocho horas, vacaciones pagadas y bajas por enfermedad, toda una revolución para la época.
La moderna fábrica Gal que fue inaugurada en 1915 disponía de servicios de guardería, dispensario médico y botica gratuitos para los empleados, así como duchas para los que no pudieran asearse en sus casas. Ningún aspecto quedaba al margen de la meticulosa atención de Echeandía. La propia presentación de las pastillas de jabón Heno de Pravia son prueba de ello. La etiqueta y el envoltorio se diseñarían con los colores que simbolizan el verde del heno recién cortado y el amarillo dorado del heno secado al sol. Unas ramas de olivo, que hacen referencia al aceite que figura en su composición, se dibujaron junto a las letras de Heno de Pravia, construyendo el imaginario de la marca y una identidad que se comunicaría a través de campañas de publicidad.
La pastilla de jabón ha visto llegar a las casas la luz eléctrica, el agua corriente y los electrodomésticos. Ha viajado dentro de baúles, maletas y bolsas de viaje, viviendo la revolución de los transportes hasta el siglo XXI. Y ha logrado adaptarse a todos los cambios que ha sufrido el estilo de vida en el último siglo. Todo ello oliendo a heno de una pequeña localidad asturiana.