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El paisaje mediterráneo de los cuadros renacentistas

Valle y colinas verdes se combinan en la campiña toscana.
Valle y colinas verdes se combinan en la campiña toscana.

Dicen que en ella se encuentra la esencia del país. Y no solo porque su dialecto acabara transformándose en la lengua oficial que conocemos hoy. Su variedad de paisajes es tal que podría considerarse una Italia en miniatura: zonas costeras de distintos tipos, los Apeninos toscanos, el parque natural de la Maremma, islas como Elba, las colinas florentinas, los pueblos fortificados en lo alto, sus campiñas. Todo ello inmortalizado en tantas pinturas y películas, estampas típicas que se dan entre núcleos urbanos de la talla de Florencia, Siena, Pisa, Lucca, Arezzo y Volterra, uno de los grandes centros de la cultura etrusca.

La llaman la región más bella de Italia. También tiene fama de ser la más romántica. Quizás ambas cosas sean discutibles, pero nadie pone en cuestión su riqueza; su patrimonio artístico, histórico, económico, cultural y geográfico. Un potencial turístico que se traduce en los “55.000 visitantes que al año pisan esta zona noreste del país”, tal y como apunta José Carlos Brun, director de Travel4Smart, agencia de viajes valenciana que hace dos años decidió especializarse en la Toscana.

“Se trata de un destino muy apreciado que desde hace ya tiempo tiene mucho tirón. Es un flujo constante de viajeros bastante desestacionalizado, aunque el verano concentre más afluencia a pesar de las altas temperaturas. La oferta toscana es tan variada como la gente que la visita. Hay de todo y para todos. Desde familias con niños hasta la pareja que va hasta allí para celebrar sus bodas de plata”, comenta.

Precisamente, dicha versatilidad, dada por la riqueza paisajística, dificulta que el recorrido –en una extensión algo menor que la de Galicia– pueda reducirse a una estancia corta. “Ni en cien días podría verse todo. Pero el mínimo recomendable, incluso sin pisar las ciudades más monumentales, quizás sea de una semana para poder hacerse una idea y volver enamorado del lugar, y con deseo de repetir”.

Conviene internarse en la región en busca de pueblos como San Gimignano

Para Brun, uno de los alicientes de la Toscana, “donde los precios no es que sean precisamente baratos”, es sin duda el cuidado de la infraestructura turística. “Es perfecta, muy estudiada, hacen que el visitante se sienta siempre cómodo. El abanico de alojamientos es enorme, con incremento ahora de los resorts de ambiente familiar”.

La oferta gastronómica inmensa que gira en torno al aceite de oliva y las rutas del vino con el Chianti a la cabeza son otros de los atractivos que, además, han potenciado mucho el agroturismo.

No conoce la Toscana quien no se pierde por carreteras secundarias para visitar los innumerables pueblos que compiten en belleza y autenticidad: medievales como Monteriggioni, Colle di Val d’Elsa, y sobre todo San Gimignano, tal vez el más famoso, con 15 torres en pie de las 72 originales, o bien los de los alrededores de Florencia, como San Miniato, Vinci, Castelfiorentino o Certaldo, entre otros muchos que merecerían mención.

Claves

Origen etruscol Hacia el siglo VII a. C. se asentó el pueblo etrusco en esta parte de Italia. Buscar sus restos arqueológicos es una buena excusa para pisar los rincones más desconocidos. Volterra, población pintoresca rodeada por colinas volcánicas, es el centro de esta cultura.

Celebraciones Una gran fiesta. Desde mediados de agosto y hasta casi finales de septiembre, la Toscana tiene celebraciones de todo tipo, religiosas y paganas. Los festejos del Palio de Siena, con su carrera de caballos, son de las más sonadas. Festivales y mercados dedicados al vino y al buen comer no faltan. La música, tampoco.

Sobre ruedasl Bicis, motos (sobre todo Vespa) y coches: alquilar cualquier medio de transporte se hace imprescindible para quien vuele o navegue hasta la Toscana y quiera perderse por sus colinas y zonas rurales. Cuidado con las multas en los cascos históricos.

Imágenes de cineEscenario favorito de muchos directores. El aumento de turistas en el noroeste de Italia a veces ha estado asociado al estreno de películas en las que el paisaje de la zona era otro protagonista. Bajo el sol de la Toscana (rodada en Cortona) es una de ellas.

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