"Hay obras de arte importantes en casas particulares pero silenciadas"
Dirige desde 2010 Sotheby’s en España, una firma con más de 250 años de historia. Asegura que la crisis ha hecho aflorar joyas ocultas en viviendas
El despacho de Aurora Zubillaga está situado en el tranquilo y señorial barrio de Los Jerónimos, en un distinguido edificio del siglo XIX. Es una de esas nobles viviendas, transformadas en oficinas, en la que la madera del suelo cruje bajo los pies. La oficina de la consejera delegada de Sotheby’s está junto a la puerta de entrada. Se divide en dos zonas separadas por una puerta corredera. En un lado, la zona de visitas, con dos sofás, una mesa de cristal y varios estantes con los catálogos de la casa de subastas. Al otro, su espacio personal de trabajo.
“Buscamos un edificio clásico. Nuestra empresa se creó en 1744 y no podemos dar una imagen vanguardista. La central de Londres, por ejemplo, está en un edificio del siglo XVII. Cuando entras allí parece un viaje al pasado. Aquí hemos ido modernizando algo”, señala Zubillaga. “El barrio es muy tranquilo, céntrico, pero alejado de la zona más comercial. Queremos que los clientes vengan a propósito, no que pasen porque estén de compras”, explica.
Cuenta que todavía, a pesar de la era digital, muchos potentados clientes acuden allí a revisar los catálogos de las subastas de todo el mundo. “Se los solemos mandar a casa, pero tal vez tienen interés en uno concreto de Hong Kong o simplemente desean que les asesoremos en algo”. Un rincón muy privado y tranquilo donde poder ver tesoros.
La pasión por el arte le llegó de su padre, que era coleccionista. Zubillaga tiene una leve entonación mexicana cuando habla. No en vano, nació en la capital azteca en 1971, aunque de nacionalidad española, abandonó su país con tres años para vivir en Florida (EE UU). “No sé por qué sigo manteniendo el acento. Nadie de mi familia lo tiene”, confiesa riéndose. Su entorno doméstico sí le influyó en su profesión. “Todos son arquitectos y me convencieron para que yo no lo fuera”, reconoce. Estudió diseño de interiores y a finales de los noventa se trasladó a realizar un curso de pintura contemporánea a Sotheby’s en Londres. Allí le llegó la oportunidad de convertirse en la experta de la casa en pintura española del siglo XIX. En 2003 pasó a ser la responsable de la oficina de Barcelona y en 2010 fue nombrada consejera delegada de la filial española en Madrid.
Desde esa fecha ocupa su actual despacho, del que solo ha cambiado la iluminación. El escritorio inglés del siglo XIX también lo heredó de su antecesor. Allí no hay arte en las paredes. Un ordenador, una lámpara de mesa, un tarjetero y muchos catálogos y libros donde consultar obras y periodos artísticos es lo que destaca. También dispone de una pequeña mesa de cristal donde reunirse con alguna de la decena de personas que componen el equipo, sin ningún hombre. “En el mundo del arte hay más mujeres. Quizá antes era un mundo menos ejecutivo. Más creativo, informal, visual... donde la mujer cree que lo hace mejor”, apunta.
Próximas ventas
Zubillaga y todo el equipo internacional de Sotheby’s están cerrando la próxima temporada.La casa no hace subastas en España porque decidió centralizarlas en algunas sedes, como Londres o Hong Kong. Para los próximos meses destaca la que se celebrará en Londres en octubre, dedicada al pintor Othon Friesz, así como la venta de la colección particular de Rachel Lambert Mellon en Nueva York, un mes más tarde. Esta coleccionista fue esposa del financiero Paul Mellon, quienes acumularon obras de arte, joyas y objetos decorativos. En este lote familiar, que en total puede superar los 100 millones de euros, destacan dos óleos de Mark Rothko.
En España han preparado la apertura de una exposición sobre Sorolla, pintor del que son expertos, en colaboración con la Fundación Mapfre y el Museo Meadows de Dallas, que se inaugurará la próxima semana. “Es nuestra especialidad, la pintura española a partir del siglo XIX. Y Sorolla es el que mejor se vende fuera”, reconoce.
"Con la crisis hemos vivido nuestro mejor año"
Cuando no está de viaje por Londres, uno de los cometidos de Aurora Zubillaga, como experta en arte español contemporáneo, es visitar a posibles clientes por toda España. Se desplaza a viviendas particulares a valorar obras, porque el dueño quiera venderlas o porque desee conocer el precio.
“Siempre voy con un metro para medir las dimensiones”, detalla. De ahí sale una ficha para una posible subasta. Confiesa que hay verdaderos tesoros en algunas casas: “Hay obras muy importantes pero silenciadas”. Explica que en España no hay costumbre de hacer públicas las colecciones privadas. “A veces encuentras joyas con las que te sorprendes”, reconoce. “No hay cultura de mostrarlas al público ni ayudas para hacerlo”.
Asegura que, debido a la crisis, han sido buenos años para la casa, debido a que se ha movido mucho el mercado particular. “Ha habido muchas herencias”, cuenta, en las que los beneficiarios se han desprendido de obras para hacer caja. “2012 ha sido nuestro mejor año”. El pasado ejercicio facturó en España 200 millones de euros en ventas de arte. Muchas de estas obras han abandonado el país hacia otros lugares donde la crisis no ha afectado. Quien tampoco la ha sufrido tanto han sido los grandes coleccionistas españoles.
Cree necesario que se apruebe la Ley de Mecenazgo, que lleva tres años en el cajón del Ministerio de Cultura. “Ayudaría a la transparencia, para conocer qué obras hay en España y crearía unas pautas para el coleccionismo”.