Ana Botín se compromete a “mantener la trayectoria de éxito” de Santander
De traje negro, a raya diplomática la chaqueta, y pañuelo rojo corporativo al cuello, Ana Patricia Botín, imperturbablemente serena, se estrenó públicamente como nueva responsable de Banco Santander en una junta extraordinaria en la que se esforzó por separar en todo momento lo institucional de lo personal, refiriéndose siempre al difunto Emilio Botín como el “anterior presidente” y nunca como su padre.
Apenas cinco días después de la muerte de quien ha sido timonel del mayor banco de la zona euro durante 28 años, la expectación era máxima ante el primer discurso de su sucesora. Así, aunque con un aforo sensiblemente inferior al de las juntas anuales, la cita contó con la presencia de un notable grupo de accionistas para tratarse de una reunión de mero trámite, prevista para aprobar la opa por el 25% que no controla de su filial en Brasil. La presidenta aprovechó la ocasión para garantizar una línea continuista con la gestión de su antecesor.
“Quiero que mis primeras palabras en esta junta general sean un recuerdo muy especial a la memoria de nuestro anterior presidente Emilio Botín”, arrancó su primer discurso la hija y sucesora del homenajeado. “En sus cerca de 30 años en la presidencia colocó al Santander como primera entidad de la eurozona y como uno de los primeros 10 bancos del mundo en capitalización bursátil”, recordó. “Hoy, gracias a su visión, el Santander no sólo es más grande, sino más diversificado y más sólido, como lo prueba su resistencia a lo largo de la crisis financiera, siendo una de las tres únicas grandes entidades financieras internacionales que ha atravesado la crisis sin pérdidas en un solo trimestre”, aseveró.
“Mi ambición consiste en mantener esta trayectoria de éxito a la que voy a dedicar el mayor de mis esfuerzos”, se comprometió con firmeza Ana Patricia Botín. Un reto, asumió, que “no será fácil” pero para el que cuenta con “un gran equipo y el apoyo de un consejo de administración de gran experiencia”, sostuvo, en un guiño a la permanencia del equipo que rodeaba a su padre. Una voluntad que, a preguntas de los accionistas, hizo explícita en el caso de Javier Marín. “El consejero delegado y yo hemos trabajado juntos muchos años, y vamos a seguir haciéndolo”, aseguró, dando a entender que mantendrá sin duda en su cargo al número dos.
“Vamos a seguir una estrategia de continuidad con la que hemos tenido hasta ahora, una estrategia que ha hecho de Santander uno de los mejores bancos del mundo y con más éxito”, remachó ante el accionariado. “He trabajado en el banco durante la mayor parte de mi carrera, lo he visto crecer y prosperar. Y seguiré haciéndolo”, expuso, siempre siguiendo los preceptos de lo que en la casa denominan “la cultura Santander”.
“Vamos a introducir novedades importantes”, avanzó sobre sus planes de futuro, anunciando que se apoyará en las nuevas tecnologías “para estar más cerca de nuestros equipos, personal y clientes”. “Vamos a conseguir ganarnos su confianza, porque el cliente exige cada día más, está más informado y la transparencia es aún más importante que antes”, argumentó, detallando que la fidelización de la clientela será una de sus prioridades.“El cliente es la base y seguirá siendo la base de la cultura de Banco Santander. Tenemos más de 100 millones de clientes en todo el mundo con quienes aspiramos a mantener relaciones estrechas y duraderas”, repuso, reconociendo que el reto se hace mayor cuanto más grande se vuelve una entidad.
La nueva presidenta del grupo agradeció sus condolencias a la docena de accionistas que intervinieron en la junta para expresarle el pésame por el fallecimiento de su antecesor y hacerle partícipe de sus inquietudes. “Tomo buena nota de ellas”, dijo Ana Patricia Botín ante sus sugerencias, que incluían desde la invitación a que aproveche la privatización de la banca china para expandir su negocio en Asia a la petición de que dé una respuesta colectiva a los afectados de Valores Santander.
Se trata de los 7.000 millones de euros de obligaciones convertibles en acciones que colocó entre unos 130.000 clientes en 2007 para ayudar a financiar la compra del banco holandés ABN Amro –que selló junto a RBS y Fortis- y que derivó en importantes pérdidas a sus compradores. Ana Patricia Botín defendió, sin embargo, que “la emisión fue correcta, la información que se facilitó fue la adecuada” y que “los casos que llegan a los tribunales confirman” su postura. Eludiendo referirse a las sanciones impuestas al banco por este asunto, la presidenta afirmó que el banco estudia todas las reclamaciones que recibe.
No hubo novedades sobre el dividendo, que algunos analistas opinan que Santander tendrá que rebajar en 2015 para ir afrontando el pago en metálico. La nueva presidenta celebró “las tendencias positivas” del valor y los resultados del grupo en la primera mitad del año y recordó que los accionistas recibirán 0,60 euros por acción este año, en cuatro pagos. Dispuesta a hacer frente a “los nuevos desafíos” que puedan surgir, Ana Patricia Botín culminó su intervención reclamando la “confianza” de los accionistas, quienes despidieron su primer acto como presidenta de Banco Santander con una sonora ovación.