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Invertirá 5.100 millones en recomprar el 25% de la filial

La opa por la filial brasileña revela el primer reto de Ana Botín

Ana Patricia Botín, presidenta de Santander
Ana Patricia Botín, presidenta de Santander
Juande Portillo

No por previsible, el contenido de la junta extraordinaria de accionistas de Banco Santander de ayer resultaba menos significativo. El primer acto oficial de la nueva presidenta del grupo tenía por objeto enmendar la delicada situación bursátil de su filial brasileña, de la que se aprobó recomprar el 25% de las acciones que no están en manos del grupo. La operación pone de manifiesto algunos problemas en el supuesto paraíso de rentabilidad brasileño y ciertas flaquezas en el sistema de filiales cotizadas del grupo. Dar respuesta a ambos será uno de los primeros y principales retos que afronte Ana Patricia Botín.

La junta, en concreto, aprobó con un 99% de votos a favor la recompra por parte del grupo del 24,75% de las acciones de Santander Brasil que están en manos de accionistas particulares, a fin de controlar al cien por cien una filial que no cumplió en Bolsa con las expectativas. Si todos los minoristas aceptan la oferta en octubre, cuando se haga efectiva, Santander deberá desembolsar unos 5.100 millones de euros lo que conllevaría una ampliación de capital por el equivalente del 5,62% de su tamaño actual. La nueva presidenta de Santander defendió ayer que se trata de una jugada ganadora para los accionistas cariocas, que recibirán el precio de cotización del abril más una prima del 20%, y para los del grupo, para los que se incrementar un 1,3% el beneficio por acción en 2015.

La operación revela, sin embargo, las dudas que existen en el mercado sobre el crecimiento del gigante sudamericano, que es la segunda fuente de rentabilidad del grupo -arrojó el 19% de los beneficios en el primer semestre- por detrás de Reino Unido. Un paso atrás que deja paso a otro debate de fondo: el de si merece la pena mantener el actual sistema de filiales cotizadas o apostar por filiales que consoliden al máximo en los resultados del grupo.

Ana Patricia Botín zanjó las dudas. “La operación que hoy se plantea”, aseveró, “no cuestiona en absoluto la política del grupo de tener filiales cotizadas en Bolsa”, argumentando que el movimiento resultará rentable para la matriz “gracias a las favorables perspectivas de nuestro banco en Brasil y a la confianza que tenemos en la economía de ese país”.

Si su compromiso con el modelo es firme, el próximo salto al parqué previsto es el de la unidad en Reino Unido, cuyas opciones conoce al dedillo la nueva presidenta del grupo, que ha sido consejera delegada de la unidad hasta el fallecimiento de su padre. Algunos analistas apuntan a que la salida a Bolsa podría llevarse a cabo el próximo año. De momento, Londres está pendiente de cerrar la sucesión de Ana Patricia Botín. Un asunto que tiene previsto abordar hoy el consejo de la filial, en el que probablemente se proponga como sustituto al actual consejero delegado en funciones, Nathan Bostock, proveniente de Royal Bank of Scotland. El nombramiento, sea quien sea el designado finalmente, tardará aún días en conocerse, en todo caso, ya que está sujeto a la aprobación de las autoridades británicas.

Una vez resuelto definitivamente el relevo, y ahora que la nueva presidenta ha mostrado su compromiso con el legado de su padre, será el tiempo de empezar a abordar los retos del futuro. El más cercano pasa por reactivar el negocio bancario en Brasil y estudiar los paralelismos que podrían generarse en Reino Unido si sigue a la otra gran fuente de beneficios en su carrera bursátil

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