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Contante & Sonante

Un goteo de ampliaciones a la espera de tiempos mejores

Thinkstock

Y ahora sí tocan vacaciones. Pero como escribí hace unos días, solo para algunos. Hay un grupo selecto (ellos piensan todo lo contrario) de directivos de los principales grupos bancarios del país que deben quedarse trabajando. Su labor es completar el análisis de la calidad de los activos (AQR, por sus siglas en inglés) y test de estrés que el Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea (ABE) han puesto en marcha para conocer la salud de la banca europea ante la nueva supervisión única continental.

Durante este mes estos directivos no solo sudarán por el lógico calor veraniego, también puede que por algún que otro susto que pueda darles el BCE. Y es que antes de que la institución que preside Mario Draghi decida suspender a alguna entidad tendrá la delicadeza de que cada banco explique individualmente cualquier duda que le presente al BCE de las pruebas que está analizando.

Es todo un detalle. Y es que el BCE será a partir de noviembre el nuevo supervisor de los 128 primeros grupos bancarios de Europa, y las relaciones deben empezarse con buen pie. Tanto es así que los nuevos inspectores que bucearán sobre las aguas financieras de las entidades europeas en general, y de las españolas en particular, ya se han presentado a sus respectivos bancos asignados.

El último fue en la antepenúltima semana de julio, justo antes de iniciarse la ronda de presentación de resultados. Pese a que el objetivo es que los nuevos inspectores sean extranjeros, se ha tenido la delicadeza de que en cada equipo de inspección de una entidad siempre haya algún que otro buceador de habla hispana, por eso de que el inglés no lo es (o no era) lo nuestro, y menos si el asunto a discutir es muy delicado. De momento, en España la banca parece tranquila ante el resultado de estas pruebas. Eso sí, alguna que otra entidad que tenía previsto ampliar capital entre julio y octubre lo ha dado casi por imposible. El desplome de la Bolsa de estos días unido a la crisis del banco portugués Espírito Santo han enterrado las pretensiones de algunas entidades de levantar capital que pudiera reconocerse, aunque fuera como anexo y a modo explicativo, en las pruebas de estrés.

Los principales banqueros del país hacen piña para queno lleguen extrañosal sector

Cajamar, o mejor dicho el banco del que controla el 91%, tenía previsto incorporar a su accionariado a varios fondos de inversión y a la aseguradora Generali a finales de junio. Pero al final ha retrasado su ampliación de capital por 350 millones de euros. La venta de su plataforma inmobiliaria este verano le ha proporcionado la entrada de fondos frescos.

Ibercaja también había tanteado al mercado para buscar 300 millones de euros en estos meses. Y lo ha descartado tras el desinterés de los inversores en estas fechas. Los beneficios logrados en el semestre de 323 millones, junto a su proyecto de venta de su plataforma inmobiliaria, también le permiten, dice, salir a flote de cualquier prueba de resistencia. El equipo directivo de BMN también esperaba sacar a Bolsa, acompañado, claro, de inversores instituciones, un paquete destacado de su capital a finales de este año. El objetivo era más adelantarse a la obligación impuesta por Bruselas de evitar su subasta con su salida a Bolsa que cumplir con los test de estrés. Las ayudas públicas inyectadas en sus venas hace dos años le permiten vivir sin sustos.

El FROB, sin embargo, prefiere que la salida a Bolsa de BMN y, por lo tanto, su salida escalonada de su capital, se haga efectiva en el primer trimestre de 2015. Popular también suspendió el mes pasado su emisión de valores perpetuos convertibles en acciones (cocos) que iban directamente a capital. El banco que preside Ángel Ron, sin embargo, ha logrado casi cerrar la semana pasada una operación de libro. Ha vendido (falta la firma final, eso sí) el 51% de su plataforma de tarjetas, adquirida en parte a Citi hace un mes, con 400 millones de plusvalías. Chapó por la operación, que, además, cuenta con una opción de recompra en cinco años. Otra entidad que tiene en su radar una ampliación de capital antes de cierre de año es Evo Banco. Pero esta sociedad no tiene problemas, ya que el dinero será aportado por su dueño, Apollo. Su objetivo es crecer en crédito.

Otra pincelada del sector. EBN, el banco de Unicaja, Ibercaja y BMN, podría descolgar el cartel de “en venta”. Sus accionistas tienen un plan B. Quieren potenciar EBN como banco de inversión de capital puramente español. “En el país solo operan bancos de inversión extranjeros y nosotros podemos hacerlo tan bien como ellos. EBN no supone un problema para sus accionistas y sus gestores son muy buenos”, explica un directivo vinculado al banco.

Y un último apunte. Los principales banqueros del país no quieren mudanzas drásticas en la cúpula de cualquiera de estas entidades. Advertencia: “Si hay cambios, que se ponga a ejecutivos vinculados ya a las entidades”. Ahí queda eso.

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