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Investigación de la Audiencia Nacional

Gowex, víctimas con sentimiento de culpabilidad

"Cuando la estafa es enorme ya toma un nombre decente”, escribió Ramón Pérez de Ayala. En los últimos diez años España ha asistido a casos de corrupción y estafas protagonizados por individuos que, hasta que saltó el escándalo, eran todo virtudes. Afinsa, Fórum Filatélico, Marsans, Pescanova..., empresas que se ganaron la confianza de entidades políticas, financieras, consultoras, analistas, medios de comunicación consiguiendo así durante años tapar presuntos fraudes (¡ninguno de estos casos ha sido todavía juzgado!). Lo lograron en parte gracias a la personalidad de sus principales ejecutivos, que supieron transmitir una imagen que no daba lugar a sospechas. Los grandes estafadores no van con parche en el ojo; son personas encantadoras.

Jenaro García, el expresidente de Gowex, que ya ha reconocido que falseó durante años las cuentas de la empresa de wifi, tiene esa capacidad de ganarse la confianza de cualquiera. “Nos contaba que había perdido a sus padres y un hermano en un accidente de coche, que la fuerza que le había dado sobrevivir a esa tragedia era la que trasladaba a su empresa”, recuerda un empleado de la compañía. “Así nos ganaba a todos, hubiésemos dado todo por Gowex”, dice.

Ahora todo el mundo sabía ya hace tiempo que Forum y Afinsa era una (supuesta) estafa, que los números de Pescanova no eran normales y que estaba claro que en Gowex había gato encerrado. Pero no es fácil sustraerse al encanto de actitudes mesiánicas como las de Jenaro García, más cuando van acompañadas de unas cuentas auditadas y de la supuesta vigilancia que se le supone a una empresa cotizada.

Abducidos por esa personalidad, empleados y directivos de Gowex han tardado en reaccionar y en lugar de tener claro que son víctimas han padecido cierto sentimiento de culpabilidad. “Entro en las oficinas con el casco de la moto puesto”, cuenta un trabajador de la compañía, temeroso de la reacción de accionistas de la empresa, de las cámaras de televisión. Muchos de los empleados de Gowex recomendaron a familiares y amigos comprar acciones de la compañía; también se preguntan si no había sido posible descubrir el fraude antes. De ahí ese sentimiento de culpabilidad que algunos padecen hoy en día en la empresa de wifi.

Los trabajadores y ejecutivos de Gowex que realmente no participaran en el falseamiento contable, deben dejar de lado ese sentimiento de culpabilidad. Tener claro con son una víctima más y tratar ahora de salvar lo que se pueda de la compañía. Porque Gowex también tiene cosas buenas. Que la empresa se ganara la confiaza de una multinacional estadounidense como Cisco para alcanzar un acuerdo de colaboración, no se debe únicamente a la personalidad de Jenaro García.

Javier Solsona, el único consejero imputado por Gowex sobre el que el juez no ha impuesto medida cautelar alguna, tiene todavía el apoyo de buena parte de la plantilla. Si, como aseguran allegados a Solsona, no tiene nada que ver con la estafa, podría ser la persona indicada para gestionar de la manera más digna posible el incierto futuro de la compañía.

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