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Empresas Vintage

Lego, 70 años ‘construyendo’ infancias

En 1999, la multinacional compró la licencia de Star Wars Hay 915 millones de formas de combinar solo seis bloques individuales

Manuel G. Pascual

Abra la caja. Siga las instrucciones para construir el modelo que viene reflejado en el paquete. Un hospital, un taller mecánico, la casa de Homer Simpson, el Halcón Milenario... lo que sea. Y, cuando se canse, desmóntelo y use esas piezas para construir lo que le apetezca. Aproveche y emplee en el proceso los ladrillos que conserve de otros modelos, porque todos son compatibles. El gran éxito de Lego reside en su capacidad de ser no uno, sino miles de juegos.

Durante hace dos generaciones, los niños de medio mundo se han pasado incontables horas tratando de construir el castillo de sus sueños, armando vehículos imposibles o levantando la ciudad en la que les gustaría vivir. Ese es otro de los triunfos de este juguete, especialmente valorada por los padres: estimula, y mucho, la creatividad de los más pequeños. Porque en las construcciones de Lego solo hay dos límites: la imaginación del improvisado arquitecto y el hecho de contar o no con las piezas adecuadas para cada proyecto.

Este juguete sigue estando muy presente hoy entre las preferencias de los más pequeños. “Nuestros primeros prescriptores son los propios padres de hoy, los que se criaron jugando con Lego y saben lo que les puede aportar a sus hijos”, comenta César Ridruejo, responsable de la compañía en la península Ibérica.

'Juega bien', una forma revolucionaria de enredar

La palabra Lego es la abreviatura de dos palabras danesas: leg godt, que significa literalmente “jugar bien”ene la firma. Una filosofía que la marca se ha tomado al pie de la letra durante todos sus años de vida.

La idea de crear piezas que conectasen entre sí fue toda una revolución. Hay 915 millones de formas de combinar solo seis bloques individuales del mismo color, por lo que las posibilidades que abre este juego, al que no tardaron en añadírsele piezas de distintas formas y tamaños, son casi infinitas. Una minifigura mide exactamente cuatro ladrillos, medida que ayuda a mantener las proporciones en los diseños.

Los diseñadores de Lego nunca perdieron de vista a sus usuarios: todas las piezas son huecas para evitar la asfixia de los niños en caso de que se las traguen. Se decidió que el color de la cara las minifiguras fuera el amarillo porque era el que podía representar al mayor número de razas.

El acuerdo que firmaron en 1999 Lego y Lucasfilms, entonces propietaria de los derechos de Star Wars, inauguró una nueva etapa en la compañía, que desde entonces acumula más de 70 colecciones que hacen referencia a películas, series de televisión y videojuegos.

Todo empezó en 1932. Ole Kirk Kristiansen abrió un taller en Billund, Dinamarca, para elaborar juguetes de forma artesanal. La idea de vender bricks (ladrillos) de construcción se hizo realidad en 1958, momento a partir del cual la compañía iría tomando su actual forma. Las minifiguras, tal y como las conocemos hoy, aparecen en 1978, recibiendo brazos y piernas móviles y conservando su rostro amarillo y sonriente (los muñecos antes estaban compuestos por piezas). Cuatro años antes, Lego se instala en España. Y, pese a que en los países del Sur de Europa los juguetes de contrucciones no funcionan tan bien como en las latitudes más septentrionales, no tiene problemas en triunfar entre los niños.

El crecimiento de la compañía vino acompañado de nuevas líneas. En los años ochenta apareció Technic, dirigida a niños más mayores y que incluía mecanismos más sofisticados gracias a la incorporación de engranajes, pistones y otros elementos. En los noventa se lanzan muchas colecciones que abundan en los distintos mundos de Lego (piratas, medieval, ciudad...), así como el revolucionario Mindstorms, que introduce el software para programar robots. En 1999 la multinacional danesa se hace con la licencia de Star Wars, una de las más exitosas de la historia de la compañía, que también tiene Harry Potter, Marvel Comics o El Señor de los Anillos, entre otras.

La diversificación de productos ha ido mucho más allá: videojuegos, parques de atracciones, incluso una película (La Lego Película, estrenada en los cines este año). Una demostración de músculo que Ridruejo resume en una cifra: entre 2008 y 2012, años en los que el mercado de juguetes cayó un 4%, las ventas de Lego en España crecieron a una media anual del 13%.

Caja antigua de Lego.
Caja antigua de Lego.

Lego se ha convertido en algo más que un juguete: ya forma parte de la cultura popular. Hay adultos que son auténticos forofos de las piezas. La recreación de escenas de películas con minifiguras y decorados de Lego inunda desde hace años internet. También las fotos de los logros de los más expertos, como un portaviones con todo lujo de detalle de seis metros de largo, un Fórmula 1 a escala real o reproducciones fidedignas de edificios emblemáticos. Incluso hay artistas que han sustituido el pincel por los bricks de Lego, como es el caso del americano Nathan Sawaya. Las posibilidades abiertas por estos bricks son casi infinitas.

Cronología

 1932. Ole Kirk Kristiansen abre en Billund (Dinamarca) un taller en el que empieza a fabricar juguetes de madera. La multinacional resultante la dirige hoy su nieto Kjeld Kirk Kristiansen.

1958. La compañía crea los bricks (ladrillos) que tanta fama le han dado en todo el mundo.

1969. Se lanza la línea Duplo, de piezas más grandes, dirigida a niños de menos de menos de cinco años.

1978. Aparecen las minifiguras actuales, más pequeñas que las anteriores y con brazos y piernas móviles. No han cambiado desde entonces.

1985. Se vende la caja un millón en España.

1989. El rostro de las minifigura deja de ser el mismo siempre. Aparecen las primeras caras enfadadas.

1997. Irrumpe en el mercado Panic on LEGO Island, el primer videojuego de la compañía en el que las minifiguras cobran vida.

2014. Estreno mundial de La Lego Película, la primera incursión de la compañía en el mundo cinematográfico.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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