Cordero y arte, una buena razón para volver a Aranda
La capital del ribera da cuerpo a la última exposición de las Edades del Hombre y acoge hasta final de mes las jornadas sobre el cordero criado solo con leche materna. Es un plan alternativo a la playa que podría comenzar por los márgenes del Duero, a punto de culminar su rehabilitación, porque es desde donde se disfruta de una de las mejores vistas de Aranda.
Desde el puente medieval se accede al casco histórico. A su paso nos topamos con los bronces y hierros modernos que jalonan el camino. “Una escultura que se abre sobre el Duero y la sobrevuela como un estandarte”, como decía Alberti.
Un recorrido con encanto que permitirá disfrutar de edificios cargados de pasado, como la iglesia gótica de San Juan, que alberga el Museo Sacro, con piezas tan hermosas como el retablo del siglo XVI dedicado a santa Catalina o las tallas de san Joaquín y santa Ana.
Frente a la iglesia se sitúa la Casa de Bolas, en la que la tradición señala que residieron Juana de Avis y la entonces princesa Isabel [La Católica]. El camino continuará sobre las bodegas, ya que a lo largo de siete kilómetros de túneles subterráneos se localizan 135 bodegas, que actualmente se utiliza para fiestas y catas privadas. Una de las más conocidas es Bodegas de las Ánimas, que permite conocer la profunda conexión de Aranda con el vino.
La última exposición de las ‘Edades del Hombre’ tuvo más de 226.000 visitantes
La iglesia de Santa María y la de San Juan Bautista son sedes de la exposición Eucaristía, distribuida en IV capítulos: en el pan de cada día destaca el dibujo a grafito Fiesta y Sacrificio de Eduardo Palacios; en el de la Prehistoria, el tapiz belga de Recogida del maná del cielo, del siglo XVII; en la Última Cena, el óleo de Murillo, un relieve de madera sobre la multiplicación de los panes del taller de Felipe Bigarni (1502), y finaliza con imágenes sobre cómo entendieron los cristianos la Eucaristía, con Primera comunión de la hija, de Joaquín Sorolla, Un viático en Batzan, de Javier Ciga, y ornamentos y sagrarios para custodiarla.
Con tantas imágenes de banquete y cena pascual y tras el largo paseo no será extraño que entre el hambre. No se inquiete, hay más de 50 restaurantes para escoger. Diez asadores se han unido en las jornadas gastronómicas hasta el 30 de junio. Ofrecen un menú (37 euros) con cordero lechal como ingrediente básico, productos de la zona, como morcilla, torta de Aranda, lechuga de Medina y, por supuesto, vino de Ribera de Duero.
El municipio esconde más de un centenar de bodegas subterráneas en siete kilómetros de túneles
No conviene abandonar la ciudad sin atravesar la plaza del Rollo, que representa el símbolo jurisdiccional de la villa y la casa palacio del Berdugo, donde descansó Napoleón Bonaparte, o la plaza Mayor, centro de convivencia local y en el que se reproduce el primer plano urbano (de 1503). Si quiere conocer más, el ayuntamiento ha puesto a disposición de los turistas videoguías virtuales y una aplicación para el móvil. Incluso puede solicitar una visita teatralizada.
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