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Columna
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Víctimas de China y EE UU

La disputa por la seguridad entre China y Estados Unidos corre el riesgo de causar bajas empresariales a ambos lados. La República Popular ha respondido a las acusaciones de espionaje cibernético de Estados Unidos atacando a compañías tecnológicas estadounidenses. Una disputa continua podría bloquear acuerdos en Estados Unidos y a perder ventas en China. Aunque las empresas pueden intentar aliviar las preocupaciones, les será difícil escapar de la tensión política.

Las empresas estadounidenses que operan en China ya están sufriendo una reacción violenta. El gobierno está escudriñando el uso de servidores de IBM por los bancos de propiedad estatal, mientras que los medios de comunicación estatales han denunciado a grupos tecnológicos estadounidenses. Aunque los compradores chinos pueden resistir la presión del gobierno para cambiar a los proveedores locales, los de la talla de IBM y Cisco ya han arrojado una caída de los ingresos en el gigante asiático.

Las compañías chinas que quieren expandirse en el extranjero también tienen poco que ganar. Las adquisiciones previstas de Lenovo –del negocio de servidores de IBM y el de teléfonos de Motorola– requieren la aprobación del Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos. El fabricante de ordenadores y teléfonos inteligentes debe convencer a 16 agencias de que no representa un riesgo de seguridad.

Otras empresas han tomado medidas especiales para apaciguar al comité. Las compañías estadounidenses en China podrían tratar de seguir el ejemplo de Huawei. El grupo de equipos de telecomunicaciones chino ha trabajado para aliviar las preocupaciones británicas poniendo en marcha un centro de seguridad con sede en Reino Unido para revisar sus productos.

Empresas chinas como Huawei ya están oficialmente rechazadas en Estados Unidos. Una creciente disputa sobre la seguridad cibernética podría negar a ambas partes el acceso a economías de escala vitales, lo cual no interesa a ninguna de las dos naciones.

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