Pemex abandona Repsol con unas plusvalías de más de 660 millones
Alega diferencias con las prácticas de gobierno corporativo de Repsol El grupo mexicano abandona el consejo de la petrolera española y venderá en agosto el resto de sus acciones
La operación de venta acelerada de un 7,86% de Pemex en Repsol cerrada por Deutsche y Citigroup se ha saldado con unas plusvalías para el grupo mexicano superiores a los 900 millones de dólares (más de 660 millones de euros). El paquete que se ha colocado entre distintos fondos de inversión ha sido trasvasado a un precio de 20,10 euros por acción, un 3,6% por debajo de la cotización del martes, lo que ha supuesto una valoración de 2.092 millones de euros. Tras ser suspendidas en Bolsa, las acciones de Repsol volvieron a cotizar el miércoles con una caída similar a ese descuento y cerraron con un descenso del 3,62%, hasta 20,11 euros por título.
Pemex, que abandona el sector petrolero en España después de 35 años (desde 1990 en Repsol y anterioremente en Petronor) explicó oficialmente las razones de su salida una vez cerrada la operación. En una nota que recogía las declaraciones en Televisa del director general de Pemex, Emilio Lozoya, la petrolera mexicana asegura que la decisión de desinvertir en Repsol se debe “a la baja rentabilidad de las acciones obtenida por la actual administración frente a otras petroleras” así como “a nuestras diferencias con sus prácticas de gobierno corporativo” y a que no se han materializado “los beneficios mutuos que Pemex esperaba de la alianza industrial frmada con Repsol hace más de dos años”.
Pemex alude al acuerdo sellado con la petrolera española, en la que siempre ha tenido un puesto en su consejo, tras el pacto fallido con Sacyr para controlar su gestión. Asimismo, añade el comunicado, ni México ni Pemex forman parte del plan de negocios presentado por el actual equipo directivo de Repsol a la junta general de marzo. “Lo cual evidencia -según la mexicana- la falta de interés [de Repsol] en los fundamentos sobre las cuales se formó esta alianza”.
Otra de las claves de la desinversión está en la reforma energética del país azteca. “Ante el nuevo entorno en el que se desarrollará Pemex tras la aprobación de la legislación secundaria derivada de la reforma energética, se considera que la desinversión permitirá una mejor asignación de recursos financieros en proyectos e inversiones con mejhores expectativas de rentabilidad y de generación de valor económico para México”, añade la nota.
La compañía mexicana, que ha renunciado a su puesto en el consejo de Repsol, mantiene aún una participación residual del 1,44% y, según avanzó Lozoya, se venderá en agosto. Su paquete del 9,43% fue adquirido en tres tandas (1990, 1992 y 2011) a un precio promedio de 14,29 euros por título.
Un punto relevante del comunicado es el que hace alusión al efecto que el divorcio con Repsol tendrá sobre las relaciones entre España y México. La petrolera mexicana, “enfatiza categóricamente que esta decisión de mercado no es un tema de la agenda bilateral en la relación entre los dos países”, la cual “es profunda y amplia”. Y alude en este sentido a las recientes inversiones de Pemex en los astilleros Barrera. También deja abierta la puerta “a concertar alianzas a nivel global que sean rentables y que conlleven un beneficio financiero, tecnológico o de capital humano”.
El secretario de Estado de Cooperación Internacional, Jesús Gracia, quitó hierro a una operación “en cierto modo anunciada”. Y aseguró que había hablado de la decisión de la mexicana en una conversación que mantuvo con el canciller mexicano hace un mes. Pero nadie duda de que la salida de Pemex sí se dejará notar en el viaje oficial que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, inicia este fin de semana. Algunos miembros de su equipo ya están en Madrid.
La historia de una participación
Pemex entró en Repsol en el año 1990 cuando la petrolera española era aún una empresa pública. En aquel momento se hizo con ocho millones de acciones equivalentes al 2,88% del capital a cambio del 34% que la mexicana tenía en la vasca Petronor, que se convertiría después en filial de Repsol. Ya en el año 92 redondeó su paquete al adquirir otro 2,12%.
Este fue el paquete histórico del 5,01% que Pemex mantuvo casi inalterable hasta 2011, por el que pagó un promedio de 8,60 euros por acción y con el que hizo varias operaciones financieras. Así, en varias ocasiones realizó con él emisiones de bonos canjeables, la última en 2003 con vencimiento en 2011 que adelantaría después a 2008.
Ya entre los meses de julio, agosto y septiembre de ese año, y como parte del fallido acuerdo sellado con Sacyr para controlar Repsol, Pemex adquirió otro 4,42% a un precio medio de 19,95 euros, por lo que el valor de adquisición de todo el paquete del 9,43% se sitúa en 14,29 euros. Por el paquete del 7,86% vendido ayer, el grupo mexicano ha obtenido unas plusvalías de 660 millones de euros y, pese a que entre las razones de su salida alude a “la baja rentabilidad de su inversión”, fuentes próximas a Repsol recuerdan que Pemex ha cobrado más de mil millones de euros de Repsol en estos años.
En enero de 2013 la participación directa de PMI (filial tenedora de las acciones de Repsol era del 4,46% y otro 4,46% en equity swaps.