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El Foco
Tribuna
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El rey Juan Carlos

El rey Juan Carlos ha jugado un papel fundamental, tanto en la Transición, como en la historia reciente de España y voy a reseñar brevemente algunos de sus logros.

En primer lugar, el 3 de julio de 1976, con la inestimable ayuda de Torcuato Fernández Miranda, entonces presidente del Consejo del Reino, y la connivencia de Miguel Primo de Rivera, fue capaz de conseguir algo casi impensable e imposible. Es decir, que el Consejo del Reino lograse que Adolfo Suárez saliese en la terna final, junto con Gregorio López Bravo y Federico Silva para que el Rey eligiese a uno de los tres como presidente del Gobierno.

Sin conocer nada sobre la teoría de los juegos, Torcuato Fernández Miranda ideó un sistema de votaciones sucesivas, por representantes de las familias políticas, que permitió que Adolfo Suárez, aunque no salía el primero en ninguna de las votaciones, tras siete horas de deliberación y sucesivas votaciones saliese elegido, en último lugar, en la terna definitiva, donde Silva Muñoz obtuvo 15 votos, Gregorio López Bravo 14 votos y Adolfo Suárez 12 votos. Esta posición le permitió que fuera finalmente elegido de inmediato por el Rey para la Presidencia del Gobierno.

Con Sabino Fernández Campo logró desactivar un golpe de Estado que hubiera acabado con la democracia

El gobierno de Adolfo Suárez, a pesar del rechazo de algunas figuras políticas relevantes, contó con el apoyo de Alfonso Osorio y los democristianos y finalmente formó un Gobierno, donde muchos de sus miembros fueron grandes y relevantes figuras de la Transición. Empezando por el excelente economista Enrique Fuentes Quintana y Fernando Abril Martorell, cuya inteligencia y capacidad de trabajo eran abrumadoras y siguiendo por Landelino Lavilla, Rodolfo Martín Villa, Leopoldo Calvo Sotelo, Marcelino Oreja, Juan Antonio García Díez, Carlos Bustelo y muchos otros.

En segundo lugar, tras la dimisión de Adolfo Suarez, y con la inestimable ayuda de su secretario general de la Casa Real, el general Sabino Fernández Campo, el Rey supo hacer frente, la noche del 23 de febrero de 1981, a un intento de golpe de Estado por parte de varios capitanes generales y a la irrupción del coronel Tejero en el Congreso de Diputados, durante la segunda votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno de España.

El Rey y Sabino fueron llamando a los capitanes gnerales de cada región militar para ponerles firmes a sus órdenes y para evitar que se uniesen a los generales golpistas, entre los que se encontraban Milans del Bosch y Armada, mientras que el secretario de Estado, Francisco Laína ejercía de presidente de un Gobierno en funciones reuniendo a los demás secretarios de Estado de todos los ministerios para mantener el Gobierno funcionando.

Esta acción conjunta fue decisiva para salvaguardar la democracia en España ya que ambos lograron desactivar un golpe de Estado que hubiera supuesto la vuelta a otra dictadura militar que hubiese acabado con la corta democracia que, con tanto esfuerzo y paciencia, había sido conseguida en España.

En la noche del 23-F, el rey Juan Carlos, que ya se había legitimado desde el punto de vista jurídico en la Constitución, terminó legitimándose ante la gran mayoría de los españoles lo que le ha servido para mantenerse como una figura querida y respetada.

Ha sabido retirarse a tiempo, cuando ha sentido que sus facultades físicas empezaban a estar mermadas

En tercer lugar, el rey Juan Carlos, con la inestimable ayuda de la reina Sofía, ha sido un gran embajador de España en el extranjero. En las Cumbres Iberoamericanas ha mostrado sus excelentes relaciones de amistad y de cariño con todos los jefes de Estado y de Gobierno del continente iberoamericano. Ha sabido poner a Hugo Chávez en su sitio, con aquella sonada expresión de “pero porqué no te callas” durante la Cumbre Iberoamericana en Chile en 2007 con gran regocijo, pero velado, de la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno que estaban presentes.

Ha ayudado siempre a todos los empresarios españoles a conseguir contratos, obras públicas, exportaciones o evitar nacionalizaciones en muchos países del mundo. En unos países que también son reinos o emiratos, como son bastantes de los países árabes y en otros en los que también existen jefaturas de Estado, como gran parte de los de América y muchos de Asia y África. En cada uno de sus desplazamientos se ha desvivido para conseguir algo para España ya sean exportaciones, inversiones, contratos pero también presencia científica, cultural, educativa y deportiva.

Por último, ha sabido retirarse a tiempo y abdicar en su hijo el príncipe Felipe cuando ha sentido que sus facultades físicas empezaban a estar mermadas, ya que su cabeza funciona como siempre y con su tradicional y monumental memoria borbónica. Además, ha abdicado cuando el Príncipe está ya muy rodado por todo el mundo, habiéndose granjeado, con su natural simpatía, su mayor preparación y superiores conocimientos, el reconocimiento de los españoles y de todos los presidentes de los países extranjeros. La jefatura del Estado continúa en muy buenas manos y hay que desear al Príncipe todo lo mejor durante su mandato.

Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR).

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